BCCCAP00000000000000000000457

Cronistas del tiempo dicen, que fueron un regalo que el Señor hizo al rey Andrés por sus trabajos en mejorar la situación de los pobres. Gertrudis, la madre de Isabel, pertenecía a la casa Merano-An– dechs célebre en Europa central por su nobleza y por la religiosidad de muchos de sus miembros. De los hermanos de la reina , Eduwigis fue duquesa de Silesia y Polonia y más tarde canonizada; otra de sus hermanas regentó durante muchos años, como abadesa, el monas– terio de Kitzingen y un hermano, Egberto, fue obispo de la diócesis de Bamberg. La reina Gertrudis fue la gran educadora de Isabel; durante los cuatro años que vivió a su lado proporcionó a su hija conocimientos y, sobre todo , dejó profundamente gravados en su alma infantil el ejemplo de su vida modélica en todos los campos: religioso , como esposa y madre y como alma sensible a las necesidades de los pobres más pobres. Con toda seguridad Isabel, sobre todo , en el último año de su estancia en Presburgo, acompañaría muchas veces a su madre en sus correrías caritativas y quedaría hondamente impresionada por el amor, la delicadeza y la paciencia con que su madre trataba a los pobres . Merece la pena que cerremos este capítulo con una sugerencia a nuestros padres de hoy. El rey Andrés y su esposa Gertrudis propor– cionaron a su pequeña Isabel en los primeros años de su vida , co– nocimientos , experiencias y ejemplos que luego, como tendremos ocasión de comprobar, fueron decisivos en su vida, marcaron las pautas de su estilo de vida. Sería maravilloso que todos los padres cayeran en la cuenta, de que su labor de primeros educadores de los hijos debe iniciarse desde que estos abren los ojos a la vida. No es suficiente volcarse en el amoroso y paciente seguimiento educativo de los hijos -y hablo en el mejor de los supuestos-, cuando viven ya los años de la pubertad o de la adolescencia. Prime– ro , porque puede interpretarse -y así lo hacen a veces los adoles– centes- como un impulso no exento de egoísmo. Es la fase de la vida cuando afloran los problemas de perturbadora resonancia fami– liar: el fracaso en los estudios, la excesiva dedicación a los amigos y los desagradables conflictos en la convivencia familiar. 20

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz