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CAPÍTULO XXXVIII EXPLOSIÓN DE AMOR Y CONFIANZA La gozosa noticia de que Isabel había sido declarada santa por el Papa Gregorio IX, llegó a Turingia dos meses después de su canonización. No debe extrañar esta demora , si se tiene en cuenta los medios rudimentarios en la Edad Media para difundir los men– sajes. La bula de la canonización fue enviada a la curia diocesana de Erfurt a cuyo obispado pertenecía Marburg. Rápidamente llegó la «buena nueva» al prior de los caballeros de la Orden Teutónica en Marburg. Eran los encargados del hospital de san Francisco. Pronto se divulgó por toda la ciudad y revolucionó jubilosamente a todo el pueblo . Se celebraron tres días de festejos. Para conectar con los sentimientos y preferencias de santa Isabel, hubo también, en esos días , abundante comida para los pobres que se mostraban especial– mente entusiasmados. Con muy buen criterio , las autoridades acordaron diferir algún tiempo las celebraciones solemnes para dar gracias al Señor por el regalo a Turingia y a la Iglesia de una santa de la talla de santa Isabel. Marburg necesitaba algún acondicionamiento para recibir las ava– lanchas de peregrinos . Convenía también que la celebración fuera en los meses de primavera, cuando la climatología Centroeuropea hace 213

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