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dín donde había sentados en torno a las mesas de la taberna , muchos hombres que coincidían todos los días a la misma hora , para apurar como rito sagrado la última jarra de cerveza negra. La presencia de Klingsohr fue saludada por los presentes con muestras de alborozo y expectación, atraídos por su fama de juglar y adivino. El viejo bardo, haciendo honor a su fama, se levantó del asiento con lentitud, fijó sus ojos durante un buen rato en las estrellas y luego adoptando ese tono solemne y misterioso propio de los videntes dijo: «Voy a comunicaros algo muy agradable; estoy vien– do una hermosa estrella que se levanta en Hungría , que esparce rayos hacia Marburg y alumbrará desde allí al mundo enteran. «Sabed los que me oís -continuó Klingsohr- que en esta misma noche nacerá una niña al rey Andrés, la pondrán por nombre Isabel, se casará con el príncipe heredero de esta tierra de Turingia , y será Santa con una santidad que llenará la cristian– dad de consuelo y regocijon 3 . Hasta aquí la leyenda. La historia nos dice que el año 1207 ocurrió el suceso que conmovió gozosamente a los habitantes de Presburgo 4 donde entonces se encontraba la corte húngara . La reina Gertrudis esposa de Andrés II dio a luz esa noche una preciosa niña. Quince días después, ricamente vestida, bajo vistoso palio de seda, escoltada por lo más granado de la corte y en medio del entusiasmo y curiosidad del pueblo que se agolpaba en las calles , la princesita recibió las aguas bautismales en la catedral de Buda . Se le puso en el bautismo el nombre de Isabel que significa en hebreo «llena o saturada de Dios». El tiempo demostraría que la elección de este nombre fue todo un acierto. 3 Conde de Montalemberg, Historia de Santa Isabe l de Hungría , Barcelona 1891. 4 No hay unanimidad sobre el lugar de nacimiento de santa Isabel. El más pro– bable y por el que se inclinan la mayoría de los biógrafos es Presburgo, lugar próximo a Budapest, en la margen izquierda del Danubio. Hay, sin embargo, autores, preferentemente húngaros, que se inclinan por Saros-Patak, en el condado de Zem– plin, donde había también una residencia real. Juan Pablo II, en la reciente carta a la jerarquía húngara con motivo del 750 aniversario de la muerte de santa Isabel dice que la santa nació en Saros-Patak. 18

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