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La santa se decidió a echar una mano a los pobres, para imitar el comportamiento de nuestro Señor y seguir sus mandatos. Se había dejado impactar especialmente por las palabras de Jesús que usará de criterio para aceptar o rechazar a sus segui– dores en el último y supremo juicio de nuestras vidas. Sobre todo por las últimas palabras del discurso escatológico: «En verdad os digo, todo lo que hicisteis al menor de estos mis hermanos, a Mí me lo hicisteis» (Mt 25,45). Hay una frase que repetía con frecuencia santa Isabel a sus co– laboradoras y que demuestra la resonancia que habían dejado en su corazón las últimas palabras del discurso escatológico. «¡ Cuán feli– ces somos en poder lavar, vestir y alimentar de esta manera a nuestro Señor»! 35 • Realmente las palabras de Cristo son iluminadoras y estimulantes. Si su presencia se oculta tras los más pequeños de los hermanos, si Él está detrás de todo hombre quien quiera que sea, Cristo es el término oculto del amor al prójimo, es a El a quien va a parar todo acto de caridad y la fe sería fundamentalmente incompleta sin una mirada que llegara hasta esa presencia. Hay otra conclusión o idea que podemos sacar de las palabras del Señor; las deficiencias o faltas de las personas, nunca pueden ser obstáculo, ni impedirán jamás el reconocimiento en ellas de la per– sona del Señor, aún cuando se visite en la prisión, es a Cristo a quien se visita y en la prisión no suelen estar precisamente las personas honradas, que hacen el bien. Es pues evidente que no es en función de la excelencia o de la santidad de las personas por lo que los servicios prestados a los hombres afectan a Cristo, obedece a una presencia más honda , independiente de los valores o de la dignidad y se da en todo ser humano . Podemos alargar más aún las conclusiones de las palabras de Jesús. Su presencia está más asegurada en los pobres, en los enfer– mos, en todos los que sufren alguna esclavitud en el alma o en el cuerpo, ya que son estas situaciones más deshumanizadas y sufrien- 35 Las declaraciones de las Cuatro Doncellas 60. 172

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