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Lo que acabamos de afirmar está ratificado por el P. Gerardo, provincial de los franciscanos de Hesse. Hablando del régimen de vida que llevaba Isabel y sus compañeras dice: «Se alimentaban lo imprescindible para subsistir y con alimentos adereza– dos de la manera más elemental y pobre». Como la vivienda y los alimentos, eran pobres también los ves– tidos. Cubría su cuerpo con pobres basquiñas, la prenda habitual entre las campesinas de Alemania central , hechas de paño burdo, sin teñir, y ceñía su cintura con gruesas cuerdas de lana. Sobre el vestido de la santa, nos han dejado los biógrafos algunos detalles. Dicen que solía remendarle con pedazos de tela, de distintos colores y a veces era difícil saber cual había sido el color original. Para calzado no necesitaba presupuesto, andaba descalza. Contamos con una fuente de información excepcional. Las palabras de su so– brino Esteban , que fue rey de Hungría. Cuentan los historiadores del tiempo que en cierta ocasión visitaba un monasterio de Estrigonia . Entre los cuadros que adornaban la iglesia, había uno de santa Isabel con zapatos y sin cordón en la cintura . Muy molesto por la forma errónea como estaba pintado , mando inmediatamente se reformara el cuadro añadiendo el cordón a la cintura y quitando el calzado que su tía no había usado desde que se consagró a Dios. Nos sorprende santa Isabel por su valentía y generosidad en liberarse de las cosas materiales, de manera muy especial , si tenemos en cuenta que para compartir el estado y las condiciones de vida de sus pobres como hizo en Marburg, tuvo que despojarse socialmente de su rango de princesa. Pero santa Isabel nos sorprende nuevamente con lo que po– dríamos decir el «más difícil todavía,,. La pobreza franciscana exige además del desprendimiento de las cosas materiales, el despojo de nuestra riqueza interior, de nuestro amor desmedido al yo, a nuestros valores humanos o virtudes conseguidas trabajosamente. San Francisco es categórico en este campo : «Pecan contra la altísima pobreza, aún siendo muy pobres -en pobreza material– /os que se permiten despreciar a los hombres que vienen vestidos 155