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CAPÍTULO XXII SOLEDAD DE UNA PRINCESA VIUDA Y MADRE Eisenach es la población de Turingia más prox1ma al castillo , entonces corte, de Warburg. Fue también durante sus cuatro años de casada, el campo preferido de Isabel para su entrega generosa y heroica a los pobres y enfermos. Sus habitantes la verían con mucha frecuencia transitar por sus calles, cargada con grandes bolsas de ropas y alimentos y llamar a la puerta de las familias más necesitadas o donde había enfermos. Tenía derecho nuestra santa a que alguna persona de Eisenach, agradecida y buena, le echara una mano en aquella su primera noche de infortunio. Sin embargo en este caso falló la lógica y no hubo respuesta. Isabel llamó a la puerta de familias conocidas y con recursos económicos, pidió que remediaran al menos por una noche, la situa– ción desesperada del pequeño grupo. En cada puerta recibía la mis– ma respuesta decepcionante . Unos fingían no conocerla y cerraban la puerta sin más explicaciones, otros se compadecían de su situación pero por miedo a las iras del príncipe usurpador la negaban ayuda. Con el descenso trabajoso de la cuesta y el largo vagar por las calles, los niños estaban muertos de hambre, frío y sueño. Isabel les contempla- 125
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