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sobre todo cuando al término de la cruzada levante en vilo con sus brazos vigorosos a su nueva hija y luego la estreche fuerte contra su pecho colmándola de besos y caricias. Nuestra santa saboreó desgraciadamente, muy poco los goces de su maternidad. Cuando se piensa en este dato con un poco de profundidad, da la impresión de que el Señor, acorta bruscamente las épocas dichosas de su vida, para que no se acostumbre excesivamen– te .a la felicidad humana y se mantenga más disponible para Él y sus criaturas predilectas, los enfermos y los sin techo. En las mismas fechas en que los castellanos de Wartburg celebra– ban alborozados el nacimiento de la nueva princesita, como si la vida jugara a ironías crueles, llegaban a tierras de Turingia los caballeros comisionados para dar a Isabel la noticia desgarradora de la muerte de Luis. Probablemente cuando subían la tortuosa y empinada cues– ta , dialogarían entre sí - en un esfuerzo humanitario- según se lo había sugerido Luis para emplear expresiones más suaves, con el fin de que el impacto que recibiera Isabel, cuando oyera la triste noticia , fuera menos doloroso y desconsolador. Ya en el castillo solicitaron ser recibidos por la duquesa. Les dijeron que no era posible porque debido a su reciente maternidad había cancelado todas las visitas. El Señor tuvo en este caso piedad de nuestra santa. Si se tiene en cuenta la extremada debilidad en que se encontraba, la comunicación de la fatal noticia hubiera desenca– denado en su frágil y muy castigada sensibilidad, tormentas emocio– nales difíciles de controlar o abierto heridas de larga curación. Los caballeros de Luis no quedaron conformes con la respuesta recibida y solicitaron, al menos, hablar con la duquesa madre y los hermanos de Luis. Esta petición les fue concedida. La duquesa Sofía y los hermanos de Luis quedaron profundamen– te consternados con la noticia de su fallecimiento. Les costó dar crédito a las palabras de los comisionados. No parecía posible que hubiera sucedido en tan poco tiempo , pero tampoco era razonable dudar de la honradez de los caballeros y de la detallada información sobre los últimos momentos del duque. 114
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