BCCCAP00000000000000000000457

CAPÍTULO XX DOLOR DE ESPOSA Y ENTEREZA DE CRISTIANA Son los primeros días de diciembre de 1227. La crudeza del invierno se enseñorea del entorno del castillo de Wartburg . Las copas de pinos y abetos aparecen acombadas por el peso frío e inmaculado de la nieve , peligrosas capas de hielo hacen intransitables los cami– nos y la ventisca o el cierzo azotan los rostros de viandantes que se arriesgan a salir de sus casas . Contrariamente a lo que sucede fuera , en el interior del castillo de Wartburg reina la vida, el gozo y la fiesta. La joven duquesa acaba de ser madre de una preciosa niña , tercera de sus retoños. La noticia ha conmovido jubilosamente a toda la corte y se apresta a celebrar el feliz acontecimiento por todo lo alto . Como sucede a toda madre, Isabel ya no se acuerda de los dolores y molestias del alumbramiento. Pasa las horas muertas con– templando extasiada la carita graciosa y sonrosada de su hija, mien– tras ésta duerme plácidamente en su regazo maternal. Pero su gozo no es completo . Falta la presencia del padre . Sólo ella sabe cuánto hubiera disfrutado Luis compartiendo juntos este acontecimiento entrañablemente familiar. Isabel suaviza su tristeza, imaginando el alegrón que recibirá su esposo cuando se entere y 113

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz