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tinieblas» (X, 29). «Artífice egregio, según cuya forma, regla y doctrina se renueva la Iglesia» (X, 30). l Celano 82 : «cuando pronunciaba tu nombre, Dios santo... parecía hombre de otro mundo» (X, 61). l Celano 89 : «En los últimos tiempos apareció un nuevo evan– gelista... llegó una nueva santidad... se dio un espíritu nue– vo... e irradió de lo alto un santo, con nuevos ritos y nuevos signos» (X, 68). Los Tres Compañeros, IV: «parecía transformado en un hom- bre nuevo», p. 32. Ibia., XI: «sintióse invadido de nuevo gozo», p. 66. Ibia., XIII: «como un hombre de otro mundo», p. 74. Ibia., VIII: se llama al Evangelio de la confesión «palabras de una nueva ley de gracia», p. 47. 30. Los Tres Compañeros, II y III, p. 21 ss. 31. Para la coexistencia entre alegría y ardor del espíritu, tormento, angustia y oscuridad, dr., 1 Celano 3, 5, 6, 26; Los Tres Compañeros, II, III, IV, VI, VII. 32. Cfr. más arriba, nota 29. 33. 2 Celano 10 (X, 137). 34. Testamento, n. 1, Analelcten, 24; cfr. 2 Celano 9 (X, 136). 35. Muy profundamente explica 2 Celano 9 la dependencia entre esta transformación interior (cuya fuerza está en el des– precio de sí mismo) y la comprensión perfecta de .las palabras de Cristo : «tomar lo amargo por dulce, despreciarte a ti mismo si quieres conocerme, a Mí; porque lo que te digo te sabrá en orden inverso» (Cfr. allí mismo el «ya transformado en espi– ritual» (X, 136). 36. 1 Celano 103: «perseverando en el propósito de santa renovación, siempre esperaba volver a empezar» (X, 80). 37. Cfr., por ej., 1 Celano .10 (X, 12). 38. Cfr. Los Tres Compañeros, XII, p. 68. 39. Cfr. 1 Celano 39 (X, 31). 40. 2 Celano 95 : «no como quien ora, sino hecho todo él oración» (X, 187). 41. 1 Celano 2 (X, 7). 42. Cfr. 1 Celano 71 (X, 53). 43. Analekten, 45 ss. 44. 1 Celano 15 (X, 14 s.). 45. Kar1 HAsE, Franz von Assisi, ein Hileigenbila (Leipzig 1856), Werke, V, 1892, p. 71). 46. Cfr. la cita de Celano en la p. 78 y nota 126. 47. Testamento, n. 1 (Analekten, 24), cfr. la observación que sobre estos años hace 1 Celano 76 (X, 22). Precisamente la frase« cuando yo estaba todavía en pecado», demuestra, con claridad que Francisco valorizaba su vida de penitencia (su vida de gracia) más que aquellos primeros años. Cfr. más abajo fos textos sobre la «certidumbre del estado de gracia». 48. Núm. 11 (Analeckten, 37). 49. Cfr. 1 Celano 26 (X, 22). 85

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