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17. Cfr. 1 Celano 11 : «comenzaron a burlarse miserable– mente de él, llamándole loco y demente...» (X, 12) ; Leyenda de los Tres Compañeros, IX y X, pp. 56 y 59. 1 Celano 89, resume precisamente una de las características de la predicación del Santo en estas palabras : «por la locura de la predicación». 18. Analeckten, 43. 19. 1 Celano 81 (X, 60). 20. 1 Celano 59 (X, 46). 21. ... «hace al hombre sujeto... incluso a las bestias y fie– ras, de· modo que puedan hacer de él todo cuanto Dios les permita» (Analeckten 44). 22. 1 cezano 53 (X, 41). 23. 1 Celano 73 (X, 55). 24. Es un error de método el fijarse en el comportamiento y en la doctrina del Santo respecto a la absoluta desestima del cuerpo y del dinero, para concluir a una radical negación de la cultura por parte de Francisco. Un grado tal de ascesis no lo exige él de todos aquellos a quienes predica ; deja que siga subsistiendo la familia y el trabajo de los obreros y labradores, entre los cuales deberían trabajar también -los Hermanos. Es decir, que Francisco lleva a la perfecta realización los más altos ideales ; pero los presenta en forma tal, que pueden ser ideal para muchos, sin que exija a todos a seguir el camino que él sigue. 25. Leyenda de los Tres Compaiieros, XIV, p. 80. 26. Carta a un ministro (Analekten 19). Cfr. más abajo, pp. 65-66. 27. Cfr. los testimonios de la nota 29. Cfr. también 1 Celano 125, el comienzo del sermón de Gregario IX en la canonización del Poverello : «Como la aurora en medio de las nubes, como la luna en su plenitud, como el sol en todo su esplendor: así brilló este hombre en el Templo del Señor». 28. Sobre el particular la síntesis que nos ofrecen Los Tres Compañeros, XVII, p. 91. Resumen la vida· del Santo como trabajo en la viña del Señor, pero se ve claro que este tra– bajo es, ante todo, una prestación de tipo interior y espiritual c(con celo y ardor...». 29. Sirvan estos testimonios como ilustración para lo que ahora y más adelante decimos : 1 Celano 6 : «parecía totalmente diferente cuando salía de cuan– do entraba» (X, 10). 3. Celano 26 : «con toda vigilancia y solicitud instruía a sus nuevos hijos con nuevas enseñanzas» (X, 22). <(Cuando, final– mente, desaparecía aquella luz y suavidad, renovado en su espíritu, parecía transformado en otro hombre» (X, 22). 1 Celano 36: «corrían hombres y mujeres, se apresuraban los clérigos y los religiosos para oír y ver al santo de Dios, que todos tenían por hombre de otro siglo... Parecía como si una nueva luz hubiese venido del cielo a la tierra» (X, 29). 1 Celano 37 : <drradiaba como una estrella brillante en la oscu– ridad de la noche y como la aurora que avanza sobre Jas 84

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