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17 Perfecta "unidad interior" ... en Cristo Nada grande acontece sin una cierta ingente unila– teralidad. Pero, nada grande se libra de la destrucción si esta unilateralidad no es superada, sobreelevada y anclada en una amplia síntesis de conjunto. Así es Francisco, y así lo hemos encontrado hasta ahora nosotros. Hay en él una tremenda y tajante ausen– cia de compromisos : ,sólo Dios cuenta, el hombre es nada. Dios, y sólo él, es quien le guía. Francisco está derretido en el ardor de amorosos arro– bamientos celestiales mientras sufre, al mismo tiempo, toda la amargura de la Pasión del Señor, hasta el punto de que se hace visible en su cuerpo. Siervo de todos y plenamente libre; un verdadero guía y ejemplar de sus Hermanos y por entero sujeto a la obediencia; aniquila– do y pletórico de fuerza espiritual. Exige un desprecio tan ilimitado del cuerpo y del mundo, una realización tan integral del sermón de la Montaña, que ello cons– tituye una temible amenaza para el equilibrio social y síquico-espiritual de la Humanidad. Pero, al mismo tiem– po, Francisco, está totalmente sujeto a la Iglesia y a los sacerdotes. Es todo obediencia, y, al mismo tiempo, dis– fruta de una libertad interior que todo lo supera y triun– fa sobre todo. ¿Podría resumirse en una sola palabra o en un solo concepto esta característica actitud espiritual que todo lo abarca? Creo que sí: Francisco es una perfecta unidad interior 122. El amor de Francisco, la humildad, la sencillez y todo lo que en él es característico, no puede ser aislado cla– ramente en conceptos distintos. No es que sean diferen– tes aspectos de una misma realidad, es que cada una de esas virtudes es la realidad misma. Porque, Francisco 78

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