BCCCAP00000000000000000000456
quiere ser igual a Jesús; más aún, que -en la medida de lo posible- se hace igual a El y que, por tanto, se desprende totalmente de sí mismo. Es decir, que esta libertad se extiende mucho más allá de una postura cons– cientemente tomada: impregna al hombre todo y lo pe– netra en todas las direcciones. Hay que observar a Francisco también en su ascesis, cuya dureza apenas conocía interrupción: ningún ves– tigio de aislamiento huraño, de mezquindad, de con– vulsión espasmódica o de rigidez. Por el contrario, den– tro de la más áspera mortificación, se siente holgado, lle– no de alegría desbordante y plena de agredicimiento. Lo amargo le fue realmente convertido en dulcedumbre. En estos mismos sentimientos educó él a sus frailes, procurando con mucho cuidado alejar de ellos toda pro– pensión a una "libertad estéril" 101. "Dondequiera que estuvieren los frailes, si vieren que no pueden guardar allí nuestra forma de vida, deben recurrir lo antes posible a su Ministro y comunicárselo. Y el Ministro debe esfor– zarse en cuidar de los frailes, como él mismo querría que hiciesen con él" 102. Cuando Elías, durante su vicariato, dió la orden ter– minante de abt,enerse de carne, Francisco revocó to– talmente este decreto 103. Tres veces cita Francisco en la regla no confirmada (cap. 3, 9, 14), el pasaje de Le. 10, 8: "Comed lo que os pongan delante". Y ¡ cuán sencilla y penetrante aparece esta frase aquí, teniendo por fondo el ideal de la más completa y estrecha pobreza! : "Y si alguna vez tuvie– ren necesidad se permite a los frailes sin excepción, comer de cualquier manjar... según el Señor graciosamente les conceda" (cap. 9). ¡ Qué llena de compasión maternal está aquella refec– ción nocturna "con el Hermano que gritaba de ham– bre I" 104. Celano comprendió la auténtica amplitud de espíritu del Santo, su capacidad de discernimiento y su prudente sabiduría 105, Ellas le hicieron abierto en todo 66
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz