BCCCAP00000000000000000000456

9 Su incomprensible uniclacl interna La naturaleza íntima de un hombre santo es aún me– nos comprensible para la razón humana que el misterio de cualquier personalidad profana en general. Pero, no olvidemos ésto : dentro del Cristianismo, la irrupción de lo divino en el ámbito de la naturaleza o de la historia (aunque ella sea una negación tajante de lo natural e instintivo) no llega a abolir, sin embargo, las leyes del ser y del ,crecimiento natural. Más bien se cum– ple dentro de este ambiente un perfeccionamiento y sobreelevación ,de la realidad, hasta lograr una riqueza antes insospechada. En Jesucristo tenemos ya previa– mente realizada esta sublimación de la realidad. El hecho asombroso de ser Dios y Hombre; la tensión inconmensurable entre la conciencia que Jesús tiene de ser Dios (con poder sobre las fuerzas de la naturaleza y sobre los pecados de los hombres), existe en El al mismo tiempo que la dulce mansedumbre, el anonada– miento propio del más humilde de los hijos de los hom– bres. Esta abrumadora, y al mismo tiempo fecunda y uni– ficadora tensión de fuerzas, no tiene ningún punto de comparación en el plano de lo meramente natural. Y, sin embargo, es aquí donde llega a su pleno des– arrollo aquello que llamaríamos estructuras básicas del ser humano. En forma del todo análoga encontramos esta misma tensión en los santos, en los diversos grados del segui– miento de Cristo. También Francisco hizo ley fundamental de su vida la reproducción ,en sí mismo de esta síntesis. Pensando en ella podemos lograr una aproximación a él mucho mayor. En este sentido debemos hacer en seguida una afir– mación desalentadora, hasta cierto punto. Las diversas facetas que hemos logrado descubrir en la figura sico- 52

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz