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Santo: en el Cántico del Hermano Sol, en el Tedeum para fray León, en las Laudes o Sanctus que Francisco cantó con fray León, en que se encuentra esta plegaria por demás significativa: "¡Omnipotente! ¡Santfsimo1 ¡ Altísimo y Sumo Dios! ¡ Tú eres el Sumo Bien, todo Bien, Bien universal! j Tú eres el único Bien ! A Ti te ofrecemos toda alabanza, toda gloria, toda acción de gra– cias, todo honor, toda bendición y todo bien! ¡Sí, todo! Amén" 43, 7 Imit6 del pobre y crucificado Salvador Pero, Dios ·éncontró al joven rico de Asís ,en forma visible, en la figura del pobre y crucificado Salvador. Tocamos aquí el misterio último del gran Santo•, No pa– rece que Francisco se haya alimentado en forma espe– cial de la lectura de las cartas de San Pablo. Pero, lo que Pablo entiende por "vivir ,en Cristo", de modo que ya no viva más Pablo sino Cristo en él, esto fue reali– zado por Francisco -en el más alto grado imaginable. Sólo que, en la mente de Francisco, no era (o no era tanto) el Señor resucitado el que vivía en su alma. Fue el Salvador peregrino por el mundo, dolorido y pobre, el que tomó cuerpo en él. Francisco revivió en sí mismo e imitó en forma inmediata los relatos de los evangelis– tas y las palabras del Señor. La edad media anterior a Francisco no había olvi– dado la vida terrena del Señor y sus sufrimientos. Par– ticularmente después de Bernardo de Claraval había en– trado de nuevo, como objeto del amor ,cristiano, en la conciencia religiosa de Occidente. Y, sin embargo, se puede decir: Francisco descubrió ' de nuevo la vida terrestre del Salvador pobre y su amar– ga Pasión. Y tan intensamente la revivió en la pobreza 43

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