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6 Un hombre "hecho oración" Francisco vive y .se mueve en Dios. Esto quiere decir también -ya lo indicábamos antes- que vive de la oración, También el orar pertenece tan de lleno a la esencia del Santo, que podríamos decir que la oración consti– tuye su esencia misma. Celano se atreve a decir: Cuando Francisco oraba era oración todo su ser 40, Su oración era mucho más alabanza que petición., De tal manera que Celano puede presentar el proceso entero de la conversión en forma de alabanza: "Dios puso en la boca del disipado Francisco el freno de las divinas alabanzas" ,1. Este clamor de adoración hacia Dios fue su salva– ción. También él cae -,como más adelante Lutero- en terrores y angustias. Entonces su "refugio" era la ora– ción y la que le permitía triunfar sobre las "acometidas" del mal. Francisco se arrodillaba y oraba 42. Antes de la "conclusión" de la Regla no confirmada, hay una oración. El punto ideológico de partida se encuentra en la frase cuarta: "Todos nosotros somos pobres pecado– res". Y, sin embargo, su forma de orar era, ante todo, la acción de gracias; sea en forma directa, sea me– diante la virgen María y los santos. En esta actitud es– piritual, ampliamente abierta hacia arriba y hacia afuera, se rompe la •estrechez del marco individual y es ,superado el peligro de subjetivismo: queda sólo alabanza, acción de gracias, adoración en el amor. A esto responde la actitud fundamental de su ora– ción: no era el despliegue de una serie ordenada de pensamientos, sino breves invocaciones, balbuceo de alabanzas al Altísimo, en un crescendo de superlativos yuxtapuestos: alabanza, adoración, glorificación... Encontramos este modo de expresión precisamente en trozos en que más a flor de piel palpita el alma del 42

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