BCCCAP00000000000000000000456

Propiamente lo que queda como único en esta vida es esto: la oración inmersa en una heroica mortifi– cación 28, No es fácil comprender este hecho en lo que tiene . de peculiar y en sus consecuencias. Reflexionemos; Cuando poco a poco se fueron uniendo a Francisco algunos hermanos, seis, siete; cuando luego llegaron a ser docenas y hasta centenares, ¡ qué fuerza formadora, inimaginable para nosotros, debió poseer aquella vida interior, aquella oración, para llenar la existencia del Santo mismo y luego la vida de la primera Comunidad -según refiere Celano---,.! Y esto en un tiempo en que faltaban las prescripciones externas, toda organización de actividades, una elemental distribución apropiada de la jornada que hiciese fructificar las varias dotes per– sonales de los frailes. Faltaba incluso cualquier actividad apostólica regulada, que diese una ocupación continua– da a la vida de aquellos hombres... El peligro de disipación era grande. Y algo de este peligro se percibe ya en la forma impresionante con que el Santo amonesta contra la ociosidad. El ardor vivifi– cante, la fuerza educadora de esta existencia orante, de– bió de ser superior a todo lo imaginable. Intentemos captar más de cerca su fisonomía interna. 4 Transformación total ele Francisco Nuestra anterior observación coincide con el Nuevo T,estamento en que hace descansar el misterio de toda fuerza humana creadora en la renovación continua, en el nacer de nuevo, en la transformación, en la conversión. El grado <:le potencia creadora es aquí tanto mayor cuanto con mayor satisfacción se haya superado la prue– ba de la roturación del terreno y la hondura de los es– tratos lograda en el sondeo. 37

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz