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7 Francisco, hombre "desconcertante" Pero, no hemos agotado todavía las dificultades. Por las fuentes contemporáneas sabemos que algunos tenían a Francisco (como también a los Hermanos que le imitaban) por locos y beodos, y se lo manifestaban en forma inequívoca con hechos y palabras. Sabemos que los tales desconocían al Santo. Pero, tal error nos sugiere otra idea, que es acertada. Francisco era realmente un loco de nuevo estilo en el mundo; quería serlo y lo decía expresamente. El era distinto del mundo hasta el absurdo. Tropezamos en Francisco con palabras y hechos que parecen no tener ningún sentido razonable. Este "sin– sentido" debemos tenerlo cuidadosamente en cuenta, sin pretender dejarlo de lado con demasiada precipitación: ¿ Qué sentido razonable tiene el que el Santo bese a un leproso? Es una acción que, en realidad, nada apro– vecha al enfermo y que, en cambio, trae sobre los sanos y sobre los que rodean al enfermo la amenaza punible de un terrible contagio. O cuando en los "Saludos a las virtudes" 1s tropeza– mos con estas líneas escritas bajo el impulso sublime de la oración: "Reina sabiduría, el Señor te guarde con tu hermana la santa sencillez 1 ¡ Señora, santa Pobreza, el Señor te guarde 1 ¡... Dama santa caridad, ,el Señor te guarde con tu hermana la santa obediencia! " ¿Qué puede significar esto en términos claros y precisos? ¿ Tie– ne ,ello algún sentido, o es un balbuceo inarticulado y confuso que brota en medio del "abandono" de la oración? Y, ¿qué puede significar propiamente el hecho de que Francisco, cuyas alabanzas a Dios oímos pregonar en el Cántico del Hermano Sol, predique con toda se– riedad a las flores, como si ellas tuviesen inteligencia? Porque, en tal caso, no alaba él a Dios en la crea- 21
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