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pesar de ser hermanas no existía entre ellas distinción alguna entre sí y con respecto a las demás. Las tres hermanas eran muy estimadas de la comunidad. La piedad de todas ellas era sólida y re– cia, inculcada por nuestra querida ma– dre. Amantes del sacrificio y muy obser– vantes del silencio, de las Reglas y Constituciones". Sor Bienvenida Amorós, religiosa del mismo monasterio, describe así su vida religiosa: "Jamás oí crítica alguna sobre la actuación de estas religiosas. Su pie– dad era sólida. Eran dadas particular– mente a la oración y se dejaba traslucir la presencia de Dios en ellas. Eran muy humildes y estaban siempre dispuestas a sacrificarse por las otras hermanas. Eran devotísimas de la Eucaristía y de la Stma. Virgen y de una forma extraor– dinaria de la Pasión del Señor". Con la llegada de la República en 1931, salieron del convento permane– ciendo en su casa unos dos meses hasta que regresaron sin haber recibido veja– ciones. Al iniciarse la revolución de 1936, volvieron a refugiarse en su casa de Algemesí, donde permanecieron has– ta el 16 de octubre del mismo año, ocu– pándose de las labores de la casa, ha– ciendo vida de comunidad, completa– mente entregadas a la oración. Fueron detenidas el 19 de octubre de 1936 por los milicianos, a las cuatro de la tarde, junto con otra hermana religio– sa agustina del convento de Beniganim. Sor María Felicidad Masiá Ferragut Monasterio de "Fons Salutis" donde estu– vieron prisioneras María T. Ferragut y sus hijas Sor María Jesús, Sor Veronica, Sor Felicidad, Sor Josefa (19.10.1936). Teresa, la madre de las religiosas, no quiso abandonarlas y marchó con ellas, siendo las cinco encarceladas en el con– vento de Fons Salutis, que hacía de cár– cel. Aquí permanecieron ocho días, se– renas y resignadas. Finalmente, compar– tieron también la misma suerte final. La noche del 28 de octubre, que era domingo y festividad de Cristo Rey, los milicianos las condujeron a la muerte. Quisieron dejar a la madre, pero ésta se opuso, y pidió acompañar a sus hijas y ser fusilada en último lugar. Vio caer una por una a sus hijas, a las que anima- 67