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lencia) el 22 de diciembre de 1900, des– arrollando desde entonces su ministerio apostólico en distintas casas de la pro– vincia, consagrándose, principalmente, al apostolado de la juventud y de la ca– tequesis. Se distinguió siempre por su fideli– dad a la Regla. "Era fiel observante de la Regla franciscana -dice de él D. Francisco Barres, vecino de Massama– grell- y de las Constituciones capuchi– nas, hasta el extremo de que, momentos antes de tocar la campana para cual– quier acto reglamentario, se despedía de los jóvenes para llegar a tiempo". Todos sabían que era "hombre de ca– rácter; pero sabía dominarse a sí mismo y aparecía como persona muy bondado– sa". "Fue un buen religioso -afirma Dña. Josefa Moreno- y, dada su bondad, en más de una ocasión intervino entre los suyos para resolver situaciones difí– ciles en la familia, conciliando los áni– mos y procediendo siempre con exquisi– ta prudencia". "Mientras estuvo escon– dido -manifiesta la Srta. Mercedes Llo– ris- mostró siempre gran serenidad. Re– zaba muchísimo y el Santo Rosario lo hacíamos todos en familia por invita– ción suya". También él se vio obligado a aban– donar el convento después del 18 de ju– lio de 1936, refugiándose primero en casa de unos amigos y luego en casa de Fr. Pedro de Benisa una hermana, en Vergel (Alicante). "Du– rante este tiempo -recuerda el Sr. Barres Ferrer- se le vio sereno, sin quejarse de que Dios permitiera tales cosas. Mostró paciencia y rezaba el Oficio Divino" . "Se daba perfecta cuenta -manifiesta la Sra. María Jansarás- del gran peligro que corrían él y todos, y se lo advertía mucho a mi padre. Nos exhortaba a que rezáramos mucho y a que estuviéramos siempre preparados, entregándonos en las manos de Dios. Mientras estaba es– condido, en todos los ratos que le visi– tábamos, se mostraba resignado y nos repetía muchas veces: 'que no llorára– mos, pues cuando Dios lo permitía es porque nos convenía'. Oraba constante– mente". Fue detenido por los milicianos el 26 de agosto de 1936 y posteriormente ase– sinado en lo que se llama la Alberca de Denia, siendo sepultado en el cemente– rio de Denia. El 31 de Julio de 1939 fue– ron exhumados sus restos; su cráneo es– taba totalmente destrozado. Más de ca– torce tiros había recibido. Sus restos descansan en la capilla de los mártires 1 capuchinos del convento de la Magdale- ,:_, [ na en Massamagrell. Los sentimientos del P. Pedro ante la muerte, quedan recogidos en algunas frases suyas, que repetía a su hermana: "Si vienen por mí, ya estoy a punto". 21
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