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_____ JI. TEMAS EN TORNO A MI PENSAMIENTO CRISTIANO encararse transpira esta alma desgarrada anhelo, terneza, sú– plica, deseo, queja, inquietud, etc. Pero nunca se atisba el diá– logo consolador y refrigerante. Todo lo dice Miguel de Unamuno. Nada le tiene que decir su Cristo blanco, divinamente insen– sible. Anotemos, corno último comentario, que la secuen– cia de haber San Francisco escuchado a Cristo fue la santi– dad. En M. de Unamuno, la secuencia de haberlo hablado todo él, tuvo por efecto permanecer siempre en su lucha agónica, con anhelo de un abrazo que no llegaba nunca a serenar su conc1enc1a. Ante esta duplicidad de actitudes con transfondo cul– tural muy diverso juzgamos una deficiencia de las histo– rias del pensamiento no subrayar lo distinta que es una Mis métodos filosóficos prevalentes: escolástico y fenomenológico Un ineludible nexo liga la doctrina y el método. Esto ha acaecido también en mi vida mental. Educado en la escolás– tica, que ha venido a ser mi estrato mental básico, he cultiva– do paralelamente el método escolástico, cuya claridad, precisión y orden he querido que hayan venido a ser las coordenadas de mi vida mental. Sin embargo, de entre el centenar de mis estudios no he dedicado uno solo al terna del método escolástico. Tal vez a mi subconsciente filosófico le pareció que ya M. Grabmann lo había dicho todo en los dos volúmenes de su obra, Die Geschichte der scholastischen Methode. Pero sonaba a mi oído con intensidad creciente la frase de H. Bergson en su lntroduction a la méthaphysique: «Il faut qu'elle [la métaphysique] transcende les concepts pour arriver a l'intuition». Nunca conforme con la excesiva infravaloración berg– soniana del concepto, me atraía, con todo, el método in– tuitivo propuesto por el gran filósofo francés. Llegué a pensar que este método intuitivo podía completar en par– te y en parte sustituir al método escolástico en el análisis de las profundas vivencias humanas, dejadas muy al margen por éste. Cuando la fenomenología dejo de ser para mí mero terna de información filosófica, busqué la manera de aunarla con el método intuitivo, al acercarme a lo que siem– pre tanto me ha atraído: las íntimas vivencias. Fruto de este mi peculiar método son algunos de mis estudios más pre– feridos. Voy a referirme a uno de ellos que tengo en gran parte redactado, pero sólo publicado de modo muy parcial. Corno franciscano he sentido la grata tentación de acer- 82 Métodos filosóficos: escolástico y fenomenológico ______ cultura fundada en la escucha -la bíblica- de la que tie– ne por lema exclusivo querer ver -la moderna, que bien merece el tÍtulo que se le da de fáustica. NOTAS l. Alonso Schokel, La palabra inspirada, Barcelona, Herder, 2ª ed., 1969. K. Rahner, Oyente de la palabra. Fundamentos para una filosofía de la religión (trad. esp.), Barcelona, Herder, 1967. Adviértase que en esta obra se trata de hacer ver que la Filosofía del ser lleva a la aceptación de la palabra. Aquí, Biblia y pensamiento clásico no se oponen sino que se complementan. 2. B. Pascal., 919-953. Oeuvres Completes (ed. de L. Lafuma), París, 1953. 3. J. W. Goethe, Faust, Erster Teil, v. 1.237. carrne al alma de San Francisco y percibir algunas de sus mejores vivencias. Fruto de mi reflexión ha sido este ini– cial estudio publicado: «Vivencias primarias del alma de San Francisco»(Estudios Franciscanos, 89 [1988], 75-107). Este estudio es un breve resumen del libro que tengo in mente. Como introducción al mismo he expuesto mi pe– culiar comprensión y utilización del método fenomeno– lógico y de sus nociones afines. De todo ello doy un extracto en las páginas siguientes. MI MÉTODO FENOMENOLÓGICO ANTE LAS VIVENCIAS DE SAN FRANCISCO En la monografía muy pensada de E. Ponzalli sobre la in– terpretación que el metafísico L. Lavelle da de la espiritua– lidad cristiana y, más en concreto, de la espiritualidad de San Francisco, leernos al principio de la misma este severo juicio: «La storia della santita é rnolto ricca, rna la fenorne– nologia della santita e rnolto pavera». 1 Este breve juicio, que comparten otros autores espirituales,2 declara que la fenomenología es un método ineludible -por nuestra par– te lo declararnos preva/ente- para estudiar la santidad. Re– conocernos con todo que son muy meritorios los estudios históricos en torno a los santos. Ello es constatable, sobre todo, desde los bolandistas del siglo XVII, cuyas investiga– ciones llenan un buen estante de nuestras bibliotecas. Este duplicidad metodológica se advierte respecto de San Francisco. Ha sido objeto de incontables investiga– ciones, que forman gruesa mole. Pero ante esta mole vie– ne a la mente la sentencia de J. Ortega y Gasset cuando contrapone los minúsculos resultados de la «escuela his- SUPLEMENTOS ANTHROPOS/26

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