BCCCAP00000000000000000000453

_____ 11. TEMAS EN TORNO A MI PENSAMIENTO CRISTIANO do en sí y en los demás, adquiere esa peculiar sensatez y juicio que le caracterizan. La gran virtud de la prudencia surge entonces en lo más fondo de la mente del anciano, a quien largos años le han dado peculiar clarividencia. Si ahora reflexionamos cómo el anciano adquiere su sabiduría prudencial, tenernos que decir que, en parale– lismo con las otras sabidurías, es más por intuición que por razonamiento. En ocasiones el anciano se encara con el discurseador lógico para decirle: «Razonas bien, pero yo veo mejop,. Este «ver mejor» es algo intuitivo que el sentido práctico de la vida va acrisolando hora a hora. Hoy, corno otros excelsos valores, se cotiza a la baja. Ma– yor motivo para mantener en pie esta prudencia de losan– cianos en su venerable silla doctrinal. El poeta hispano José Mª Pernán, ante el recuerdo de su madre, ha resumi– do esta venerable sabiduría en un solo verso: «la verdad va por un puente de madres encanecidas». 10 No hace fal– ta decir, pero viene bien para el propósito de este estudio, que la sabiduría materna no es fruto de largos estudios y reflexiones intelectuales. Toda madre razona poco, pero intuye mucho. Esta breve fórmula es un incitante más pára que el pensador cristiano no se desentienda de los am– plios campos donde triunfa la intuición como fuerza cog– noscitiva. Ya es hora de dar a la intuición el puesto que merece en el desarrollo de las múltiples formas del pensa– miento humano. La filosofía y teología científicas Muchas veces ha sido comentada la afirmación que de en– trada hace Aristóteles en su Metafísica: náv'tec; áv0pconot wü EÍÓÉVm óplyov'tm <pócm. 11 Todo el capítulo prime– ro subsiguiente viene a ser un comentario a la misma. En prueba de su aserto anota Aristóteles que sentimos espe– cial gusto en las percepciones de los sentidos al margen de que se reporte utilidad de ello. Especialmente acaece esto con el sentido de la vista, la cual, con ventaja respec– to de los demás sentidos, nos da a conocer los obj~tos y nos revela los muchos rasgos diferenciales de las cosas. A continuación sigue exponiendo la distinción entre el ar~e y la ciencia para advertir que artes y ciencias nacen del deseo de saber que se halla Ínsito en el hombre. No es temerario afirmar, ante la historia del pensar hu– mano, que esta afirmación aristotélica cqn su comentario ha dado a este pensar la magna inflexión de la que todavía vive nuestra cultura de Occidente. Hasta Aristóteles .do– mina, no sólo en las sabidurías orientales, sino en la mis– ma Grecia, el saber práctico, que señala dirección a la vida humana. Con T. Carreras Artau afirmábamos que esta sa– biduría desconoció el ideal del saber por el saber. Es este deseo de saber por saber lo que Aristóteles afirma ser pro– pio de todo hombre. Y en efecto, la historia constata que este deseo, en la obra genial de Aristóteles, cristaliza en..cien– cia, en saber científico, en saber por el saber. 26/SUPLEMENTOS ANTHROPOS Perspectiva histórica del desarrollo del saber ________ Anticipos de rigurosa ciencia quieren señalarse hoy en algunos momentos de las culturas antiguas. Pero es indu– dable que en ellas tiene una casi exclusiva prevalencia el saber sapiencial, •extraño al puro saber científico. También el pensamiento griego, originado inicialmente en las florecientes colonias del Asia Menor, fue inicial– mente un pensamiento con sentido profundamente sapien– cial y práctico. Se le puede calificar con la categoría muy helénica de «paideia». Esta categoría puede aplicarse a las culturas antiguas, ordenadas a dar una dirección práctica a la vida. Pero es más propia del pensamiento griego, que completa las intuiciones antiguas con altos razonamien– tos filosóficos. Nace, pues, la filosofía en Grecia, no en oposición a la milenaria «sapientia», sino más bien para darle un ulterior refuerzo con motivaciones racionales. En efecto, hasta Aristóteles la mente humana se hizo cargo de que el pensamiento estaba primariamente al ser– vicio de la vida. Todas las literaturas antiguas, la bíblica en primer término, y la misma sabiduría griega hasta Pla– tón inclusive, fueron ante todo y sobre todo paideia, es decir, un enseñar a vivir. La autorizada obra de Werner Jaeger, Paideia. Die Formung des griechischen Menschen 12 es un atestado comprobante de esta tesis. Pero el genial Aristóteles optá por tomar otra dirección, al señalar como meta del conocimiento, no el. saber para la praxis, sino el saber por el saber. . Sucede; sin embargo, que de modo inmediato nadie lo sigue. Ha desorientado en verlo así que E. Zeller haya titulado el período que sigue cronoló– gicamente a Aristóteles: Die nacharistotelische Philo: sophié. 13 . De hecho, estoicos, epicúreos y escépticos quieren ante todo enseñar a vivir. Todos ellos formulan una paideia. Es férrea y dura en los estoicos; regocijante y de buen vi~ viren los epicúreos. Pero unos y otros proponen una pai– deid. Conviene en ello el mismo E. Zeller, pese al no afortunado subtítulo mentado. Ante las tres· direcciones mentales de aquel momento histórico, ya recordadas, ano~ ta el gran historiador que convienen en dos direcciones fundamentales: «in dem Zurücktreten des theorischen In– teresses gegen das praktische und in dem eigentümlichen Charakter ihrer praktischen Philosophie».14 Esto es decir que el sentido de lapaideia domina en las tres direcciones. Permítasenos ahora anotar lo que muy bien saben los doctos biblistas. Que el mensaje del Nuevo Testamento, la Buena Nueva, es la réplica divina al ambiente de pai– d,eid que culturalmente lo envolvía. De recordar que el filósofo Séneca, que escribe para enseñar a vivir, es con– temporáneo -un tiempo se le creyó amigo- de'San ,Pa– blo. La enseñanza del gran apóstol es ya una primera plenitud de paideia cristiana. La paideia, ahora bíblica y ya no sólo griega, pasa del Nuevo Testamento a los escritores de los primeros siglos. Sus balbuceos doctrinales y sus intuiciones de genio pre– paran la gran eclosión patrística que abruma con su .ri– queza doctrinal. Ante ella el historiador de las ideas puede sentenciar que los 400 volúmenes de la colección Migne se resumen en el vocablo griego que venimos comentan- 67

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz