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_____ 11. TEMAS EN TORNO A MI PENSAMIENTO CRISTIANO temática que tiene muchos puntos de contacto con mi es– tudio publicado hace largos años «Sabiduría y filosofía en su significación histórica e ideológica». 2 Hay entre ellos, sin embargo, una diferencia sustan– cial por cuanto C. Bérubé se ha ceñido exclusivamente a la historia del pensamiento medieval, mientras que yo he intentado dar un salto desde la historia al problema de las relaciones entre filosofía y sabiduría, tal como se presentan al pensamiento cristiano de hoy. Este progra– ma atrayente, pero comprometedor, motiva que mi pers– pectiva histórica no se atenga solamente al rico legado de la Edad Media, campo preferido en los estudios de C. Bé– rubé, sino que reflexiona también sobre las grandes tradi– ciones sapienciales que prepararon la filosofía y que hoy día están pidiendo una valoración justa frente a las gran– des pretensiones exageradas de ésta. En mi visión históri– ca la filosofía es un saber tardío y manco. Tardío por venir después de milenios en los que las grandes culturas culti– varon una sabiduría que todavía hoy conservan en sus Li– bros sapienciales. Los bíblicos son por nosotros los más conocidos. Pero nunca debiera ser olvidada la sabiduría india, china, persa, egipcia. Esta breve referencia pone en claro que la filosofía es un saber que tardíamente ha ela– borado la mente humana. Además de tardía la filosofía es manca, es decir, unila– teral por su preferencia por lo conceptual y abstracto frente a lo intuitivo y concreto. Una tesis de Xavier Zubiri pone esto muy de relieve. La tesis se refiere directamente a la teología, pero es aplicable de modo paralelo a la filosofía. Dice este metafísico que hoy el problema de Dios no es tanto teológico cuanto teologal. 3 Con esta antÍtesis quie– re indicar este pensador cristiano que no es el lagos lo pri– mario en la búsqueda de Dios, sino más bien el análisis experiencia! de la persona, abierta constitutivamente a la Transcendencia por su religación óntica. En mi estudio presentado al IV Congreso Internacional Escotista de Cracovia, «Razonamiento teológico o expe– riencia teologal ante la existencia de Dios» (Estudio com– parativo en J. Duns Escoto y Xavier Zubiri) he expuesto detenidamente el contraste entre lo teologal y lo teológico. Al mismo tiempo, contra la tendencia zubiriana, quise ha– cer ver que la vía del lagos es también un camino seguro para lograr el acceso a Dios. Lo importante para nuestro propósito actual es que el contraste entre lo teologal y lo teológico pone en evidencia el distinto estilo de hacer filo– sofía por la vía del lagos y por el análisis de la experiencia. Es, con todo, patente por la historia que no sólo el queha– cer de la filosofía, sino también el de la teología ha sido prevalentemente un quehacer del lagos. Hegel es un caso límite que ilumina el problema. Cuando escribe: «Die Ver– nunf ist der Boden, auf dem die Religion allein zu Hause sein kann», lo ha dicho todo a favor del lagos, que logra su plenitud de expresión en el concepto: der Begrijf. Ante el pleamar del lagos, patrocinado por Hegel, es para recordar que el Vaticano II en el «Decretum de insti– tutione sacerdotali», n. 16, pide que la teología descienda del mero saber especulativo para convertirse en «propriae 64 Perspectiva histórica del desarrollo del saber ________ vitae spiritualis alimentum». Lo notable para el pensador franciscano es que el Vaticano II cite en nota el conocido texto de San Buenaventura, Itinerarium mentis in Deum, prólogo n. 4: «[Nemo] credat quod sibi sufficiat lectio sine unctione, speculatio sine devotione, investigatio sine ad– miratione...». Corrobora aquí el Vaticano II lo que dijera Pío XII años antes, el 14 de enero de 1958, a maestros y discípulos del Angelicum de Roma. 4 Estos testimonios, tan altamente eclesiales, son para el pensador cristiano un reclamo que le incita a recapacitar so– bre su misión en este momento histórico de la Iglesia. Si ésta pide un pensamiento vivencia! y concreto, de comu– nión con las conciencias, ha llegado la hora de que los pensa– dores cristianos hagamos nuestra esta alta misión intelectual. Para mejor comprender esta misión y contribuir a que pueda realizarse, me ha parecido adecuado dar una pers– pectiva histórica sobre los tres estilos en que la inteligencia ha plasmado su labor filosófica y teológica. Durante mile– nios, en una admirable labor sapiencial, la inteligencia actuó de un modo natural y espontáneo. Espontaneidad natural rezuman las literaturas sapienciales. Mucho más tarde, el genio griego percibe el valor del saber como saber. Este alto saber se logra por una alta reflexión lógica. La inteligencia ha actuado entonces en su función razonadora. Pero tanto razonó la inteligencia, especialmente en los últimos siglos, que nos sentimos asfixiados por tanto razonar y tanto lagos. De aquí la tendencia de nuestro entorno a lo existencial, a lo que es vivencia y concrete;z,.. Este momento es el que estamos viviendo. Como todo momento de importancia histórica, es un desafío que está pidiendo respuesta. Según esto, bien podemos distinguir tres ciclos en la ac– tuación de la inteligencia: el natural espontáneo, el lógico razonador y el intuitivo vivencia!. Ello ha dado lugar a tres estilos distintos de hacer filosofía y teología, según deteni– damente expondremos. Ahora, como preámbulo y hacien– do uso de la terminología propuesta por C. Bérubé, pudiera hablarse de un doble tránsito en el pensar. El primero ha tenido lugar cuando la inteligencia ha pasado del uso sa– piencial, naturalmente espontáneo, a la inteligencia razo– nadora. Puede decirse de él que es un tránsito «de la sagesse a la philosophie». Ahora se hace sentir a su vez un tránsi– to de la inteligencia razonadora a la inteligencia intuitiva y vivencia!. De él pudiera decirse que es un tránsito «de la philosophie a la sagesse», según la fórmula estereotipada por C. Bérubé. Desearíamos dar aquí una luz ulterior a este esquema mental tan pregnante, describiendo los tres estilos históricos del pensar: la sabiduría antigua; la filoso– fía y teología científicas; la nueva «sapientia christiana». La sabiduría antigua: profetas y poetas Conocida es la enseñanza del último M. Heidegger, al pro– clamar que toda palabra -das Wort- es ya una respues– ta: die Antwort. Esto tiene lugar en el lenguaje auténtico, SUPLEMENTOS ANTHROPOS/26

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