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_______________ 111. DOCUMENTACIÓN y abierto a todos los valores, será capaz de historiar el pa– sado y hacerlo comprensible. La comprensión histórica se asemeja a la «compresión» del «otro». Si al «otro» lo comprendemos cuando nos habla o nos escribe, ¿por qué no hemos de comprenderle igualmente cuando ha impreso sus huellas en la historia? Se parece el conocimiento his– tórico a un conocimiento de presencia, más intuitivo que demostrativo. Clarividente y orientador, aunque de sabor kantiano. Si en todo conocimiento humano es ineludible la consideración de lo subjetivo, máxime en el histórico. Peligro de subjetivismo. RICKERT, H. Ciencia cultural y ciencia natural [«Kulturwissenschaft und Naturwissenschaft»] Trad. M.G. Morente, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 19452, 219 pp. Rickert sigue la línea de Windelband. Le achaca haber escindido la realidad en dos formas que se excluyen: naturaleza e historia. Ambas se realizan en procesos individuales; las ciencias de la naturaleza enuncian sobre esos procesos generalizaciones y leyes. Las ciencias de la cultura, históricas, ven los procesos individuales del acon– tecer humano como vehículos de valor: «Si de un objeto cultural se retira el valor, queda reducido a mera natura– leza» (p. 48). Mentalidad positivista. No cala en lo histó– rico como algo irreductible a lo natural. Ni distingue radicalmente el mero suceder natural del acontecer hu– mano, presente, cargado de un pasado y proyectado hacia un futuro. El investigador deberá acudir a otras obras del filósofo: Die Grenzen der naturwissenschaftlichen Begriff sbildung, Tubinga, 19295; Die Probleme der Geschichtesp– hilosophie, Heidelberg, 19243. SIMMEL, Georg Problemas de la filosofía de la historia [«Die Probleme der Geschichtsphilosophie»] Trad. E. Tabernig, Buenos Aires, Ed. Nova, 1950, 266 pp. Distinguir entre ciencias de la naturaleza y del espí– ritu tiene para Simmel distinta problemática que para Windelband y Rickert. Subraya una diferencia radical entre los hechos físicos siempre presentes ahí, en el la– boratorio, y los hechos históricos, que fueron, pero ya no son. Para acercarse a la historia, obra de persona– lidades, es necesario estar dotado de espíritu alto y ele– vado. Sólo así se podrá interpretar el hecho histórico que será siempre una construcción mental subjetiva. Mentalidad gnoseológica aplicada a la historia bajo el influjo de la mentalidad kantiana. Como Kant no llegó nunca a superar la antÍtesis fenómeno-noúmeno, tampo– co Simmel declara en qué sentido una construcción de la historia que es necesariamente subjetiva puede ser ob– jetiva. 26/SUPLEMENTOS ANTHROPOS Comentarios bibliográficos _____________ WINDELBAND, Wilhelm Historia y ciencia de la naturaleza [«Geschichte und Naturwissenschaft»] En: Preludios filosóficos Trad. W. Roces, Buenos Aires, Rueda, 1949, pp. 311-328 «Se intenta convertir la historia en una ciencia natural. Así lo propone la llamada filosofía de la historia del posi– tivismo»(p. 324). Alarma contra la invasión positivista en el campo de la historia. Distingue dos clases de ciencia: ciencia nomotética, es decir, ciencia de leyes, de lo que su– cede siempre, de las formas permanentes e inmutables, y ciencia ideográfica, ciencia de acaecimientos, de lo que ha sucedido alguna vez, de lo transitorio e irrepetible. No rompe definitivamente con el positivismo en su empeño de hacer ciencia de lo singular. Resuelve esta antinomia, diciendo que el conocimiento que tiene el historiador de los sucesos históricos, por singulares que sean, implican siempre juicios de valor. Prepara el camino de E. Rickert. 7. Historia de la filosofía de la historia BRUENING, Walter Geschichtsphilosophie der Gegenwart Stuttgart, Klett, 1961, 173 pp. Historia de la filosofía de la historia en este siglo. Tan sólo tiene en cuenta la marcha interna del pensamiento histo– riosófico. El autor cultiva el método tipológico y hace uso -tal vez excesivo- de este método en esta historia. To– mando como base el concepto de «validez universal» dis– tingue tres direcciones fundamentales en la historiosofía actual: 1) los que afirman de un modo o de otro cierta validez objetiva en la marcha de la historia; 2) los que nie– gan toda validez y conciben la historia como algo único e irrepetible; 3) los que intentan la «construcción» de una determinada validez en la historia. Discutible en sus por– menores. Su mismo rígido encasillado puede servir de orientación y referencia. DUJOVNE, León La filosofía de la historia en la antigüedad y en la Edad Media Buenos Aires, Galatea, 1958, 246 pp. Sintético y claro. Su mentalidad sobre la Antigüedad la resume en estas posiciones: Es heleno quien se resigna a los males del mundo creyéndolos producto de la fatali– dad y superiores a la voluntad humana; se acerca al ju– daísmo primero quien cree en la superación de los males por el hombre; cristiano quien espera la salvación en otro mundo sin males. Defiende, como judío, una discrepan– cia fundamental entre el AT y NT. Los exégetas bíblicos hacen ver una mayor afinidad. Afán de interpretar el mis– terio de Jesús sólo desde la cultura. Precaución para leer 129

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