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_______________ 111. DOCUMENTACIÓN actuar de un modo cada vez más amplio y pleno. Huma– nismo radicalmente laico. Abertura a una transcendencia meramente cósmica que difícilmente deja abierto el ca– mino hacia Dios. LOMBARDI, Ricardo, S.J. Ejercitaciones por un mundo mejor [ «Esercitazioni per un mondo migliore»] Madrid, Ed. Católica, 1962, 752 pp., BAC, 216 Centra sus Esercitazioni en la realidad de nuestra incor– poración al Cuerpo Místico, en sus dimensiones históri– cas, como fuerza social, llamada a salvar y a transformar el mundo, dando un sentido cristiano a la historia. Las reflexiones sobre la filosofía y la teología de la historia dejan de ser teorías para trocarse en tema práctico de ac– ción y vida, en nueva espiritualidad prometedora. Gran mensaje para el católico de hoy: estructurar la historia, que es la vida colectiva de la humanidad, según las exi– gencias del Cuerpo Místico de Cristo. SCHUTZ, Antal, Sch.P. Dios en la historia Trad. del húngaro por A. Sancho, Madrid, Studium, 1949, 287 pp. Solución cristiana a la problemática que K. Jaspers for– mula en Origen y meta de la historia. Convienen en que el principio y fin de la historia son un arcano para el hom– bre y que solamente quien está sobre la historia puede desvelar este arcano. La diferencia está en que si para K.J. la revelación sólo tiene sentido para el creyente que la acepta, para Schutz es luz que ilumina a todo hombre de buena voluntad. Fe y razón iluminan la vida real de la his– toria. Pasa del argumento de razón al argumento de fe, ilu– minando el problema del hombre concreto y viviente. Excelente modo de practicar lo que teóricamente ha pro– pugnado la filosofía cristiana en su sentido más técnico y tan discutido desde el punto de vista teórico. Son confe– rencias a universitarios. Deficiencias técnicas de presen- ., tac10n. 6. Gnoseología y crítica de la historia ARON, Raymond Introducción a la filosofía de la historia [«Introduction a la philosophie de l'histoire»] Trad. A. de Gaos, Buenos Aires, Losada, 1946, 557 pp. La escuela francesa crÍtica histórica, representada por R. Aron y H.I. Marrou, recoge el legado de la escuela neo– kantiana alemana de Windelband y Rickert. Aron se en– cara con los graves problemas de la epistemología y la crítica históricas -sin distinción rigurosa entre ambas-, 128 Comentarios bibliográficos _____________ para preguntar: «Una ciencia históricamente válida ¿es po– sible? ¿En qué sentido lo es?» No establece hechos o cri– tica textos, sino que «versa sobre la sola síntesis, selección, interpretación y organización de los materiales» (p. 7). La historia no sólo versa sobre un objeto móvil, en «deve– nir», sino que hay que hacerla desde una situación dada que es histórica, movediza y fluctuante. Penetra en la in– timidad de lo delicado del conocimi~nto histórico. Su so– lución no tranquilizará. No supera las posturas relativistas a que su subjetivismo kantiano conduce. DILTHEY, Wilhelm Introducción a las ciencias del espíritu [«Einleitung in die Geisteswissenschaften»] Trad. E. Imaz, México, FCE, 1944, 485 pp. Ante el colosal desarrollo de las ciencias históricas de su tiempo Dilthey quiso realizar lo que Kant había hecho ante idéntico fenómeno de la ciencia física: criticarla, llegar a elaborar una «Crítica de la Razón histórica», una herme– néutica, esfuerzo por interpretar el hecho histórico desde la propia conciencia del historiador. Frente al esclarecimien– to causal y el determinismo mecánico de las ciencias natu– rales propugna una interpretación de lo histórico desde la psicología comprensiva. Exagera esta referencia al elemen– to psicológico. Historicismo relativista, que considera al hombre como mero ser histórico, pura «facticidad». MARAVALL, J. Antonio Teoría del saber histórico Madrid, Rev. de Occidente, 1958, 258 pp. Aportación hispana a la teoría de la historia. Tres elemen– tos en el procesó histórico: a) los valores, algunos de ellos inmutables y eternos, hacia los que el hombre tiende; b) la naturaleza psicológica humana, inmutable también en su estructura y en sus preferencias fundamentales; e) el de– sarrollo histórico en toda su complejidad como entrecruce de elementos variables e invariables. El positivismo quiso hacer de la historia una ciencia natural. Hoy se niega hasta a admitir el determinismo en su propio campo, re– nunciando a intervenir en el ajeno. De este nueva situa– ción de la ciencia parte para dar una teoría del saber histórico en la que de los tres elementos sólo tiene en cuenta el variable. Visión unilateral. No todo está en marcha en la historia. Tampoco satisfacen ciertas direcciones a lo K. Jaspers. Desearíamos que un pensador como Maravall nos señalara en nuestro horizonte espiritual metas más defi– nidas. MARROU, H. I. De la connaissance historique París, Ed. du Seuil, 19593, 301 pp. El conocimiento histórico es radicalmente distinto de las ciencias naturales, porque en él toma parte ineludible el sujeto. Sólo un espíritu cultivado, de rica experiencia SUPLEMENTOS ANTHROPOS/26

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