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_____ 11. TEMAS EN TORNO A MI PENSAMIENTO CRISTIANO 6. He aquí la referencia precisa de estos estudios: «La estructura de la Ciudad de Dios a la luz de las formas fundamentales del amor», Augus· tinus, 12 (1967), 355-374; «Amour personnel et impersonnel chez Saint Bonaventure», Actes du Col/oque S. Bonaventure (9-12 sept. 1968, Or– say), pp. 191-203 (en trad. esp. Estudios Franciscanos, 72 [1971], 261-274) (sobre San Buenaventura véase también el estudio señalado en la nota 3); «Hacia una fenomenología del amor en el pensamiento de J. Duns Escoto», en la obra colectiva Duns Escoto, Madrid, Asociación Españo– la de Filosofía Medieval, 1968, 193-225 (publicado también en Na– turaleza y Gracia, 13 [1966], 289-314): «Platonismo y Cristianismo en la concepción del amor por fray Juan de los Ángeles», Revista Española de Teología, 43 (1983) 137-158; «El amor personal (mejor debí haber es– crito "impersonal"] en la metafísica de Platón», en Genethliakon Isido– rianum, Salamanca, Universidad Pontificia, 1975, pp. 495-521; «La "storgé" o el "amor-cariño" en Sófocles a la luz del método fenomeno– lógico», Helmántica, 20 (1969), 6-25. 7. C. Spicq, Agape dans le Nouveau Testament, 3 vols., París, 1958- 1959; V. Warnach, Agape. Die Liebe als Grundmotiv der neutestament– lichen Theologie, Dusseldorf, 1951. 8. J. Lotz, Die Stufen der Liebe. Eros Philia Agape, Francforr, 1971. 9. Al presentar A. Nygren la segunda edición da un elenco de auto– res que han abordado posteriormente a él este tema del contraste entre eros y agápe. Indudablemente la obra ha tenido, y sigue teniendo, un gran eco, tanto en los medios culturales protestantes como católicos. Para una visión histórica del gran tema juzgo que hasta ahora el mejor estu– dio es el de Robert G. Hazo, The Idea of Love(concepts in western thougth series... Institute for Philosophical Research), Nueva Yor/Washing– ton/Londres, Frederick A. Praeger, 1967, pp. 5-488 (selecta «bliography»: 479-485). 10. Th. H aecker, Schopfer und Schopfung, Dusseldorf, 1934, 135 ss. Un resumen de esta visión de Th. Haecker da el teólogo M. Schmaus, Teología dogmática, t. I, Madrid, Rialp, 1960, p. 421. 11. M 22, 39; Me 12, 33; Rom 13, 9. Estos textos neo-testamentarios tienen presente el precepto del Lev 19, 18. 12. Aristóteles, Ética a Nic., IX, 8, 1.168 a 28-1169 b 2. El texto cit. en 1.169-11-12. 13. Como tema, Unamuno lo desarrolla sobre todo en Del sentimiento trágico, cap. II: O.C., t. VII, pp. 120 ss. El tema viene constantemente a su pluma, y más aún en su poética. Dos versos de su poema, «La Cruz», resumen esta su vivida problemática: «El hambre de ser siempre y serlo todo / brota de ti, dolor hecho madera» (O.C., t. VI, p. 859). 14. R. Guardini, La aceptación de sí mismo (trad. de J.M. Valverde), Madrid, Guadarrama, 1962. 15. S. Kierkegaard, La enfermedad mortal (O de la desesperación y el pecado) (trad. de D. Rivero), Madrid, Guadarrama, 1969. 16. Sobre la persona, «ultima solitudo» segiín Duns Escoto, he refle– xionado en mi estudio: «Doble plano metafísico de la persona en la fi– losofía de Duns Escoto», en Acta Tertii Congr. Scotistici Internat. Vindobonae 1970, Roma, 1972, pp. 293-315 (publicado también en Na– turaleza y Gracia 17 [1970] 269-299). J. Ortega y Gasset repiensa este tema sobre todo en su obra El hombre y la gente, II. La vida personal: O.C., t. VII, pp. 99-110, X. Zubiri expone este primer momento de la persona como poseerse, pertenecerse a sí mismo en cuanto es personeidad -neologismo zubiriano- en Sobre la esencia, Madrid, Soc, de Esr. y Publicaciones, 1962, pp. 504-505. Lo hace de un modo breve pero muy pregnante. 17. F. le Dantec, I;égoi'sme seule base de toute société (Étude des défor– mations résultant de la vie en commun), París, 1912. El lema del fron– tis del libro resume el contenido del mismo: «Si l'egoi'sme est la base de notre édifice social, l'hypochresie en est la clef de voute». 18. Para una visión histórica, véase: E. Boularand, «Désintéréssement», en Dictionnaire de Spiritualité, c. III, París, 1957, pp. 550-591 ( estudio fundamental). Para un encuadramiento dentro de la espiritualidad fran– cesa véase P. Pourrat, La spiritualité chrétienne, t. IV, París, 1947, pp. 257- 318 (cap. IX: «Controverse du quiétisme: Bossuet et Fénélon»; cap. X: «La spiritualité de Fénelon et celle de Bossuet»). Una ampliación de lo que aquí se dice en D. Castillo Caballero, Transcendencia e inmanencia de Dios en San Buenaventura, Salamanca, 1974. 110 Formas fundamentales del amor ______________ 19. E. Gilson, Introduction a la philo,ophie de Saint Augustin, París, 1949. 20. S. Ramírez, La esencia de la caridad ( trad. y presentación de V. Ro– ·dríguez), Madrid, 1978, p. 314. 21. H . Bergson, Introduction a la métaphysique: Oeuvres, París, Cen– tenaire, 1963, pp. 1.392-1.432. 22. Sobre la doctrina del encuento -rencontre- en G. Marce!, la cual se halla muy dispersa en sus obras, nos remitimos a la síntesis, muy autorizada por él mismo, de R. Troisfontaines, De l'existence a l'étre, t. II, Lovaina-París, 1968, 2ª ed., pp 9-29. 23. San Juan de la Cruz, Cántico Espiri.tual, canción XIV-XV, en Obras (ed. y notas del P. Silverio), Burgos, 1943, p. 511. 24. P. Laín Entralgo, Enfermedad y pecado, Barcelona, 1952, pp. 105-109. 25. S. Agustín, Conf, XIII, 9, 10. Repetida esta idea en De civitate Dei, XI, 28; De genesi ad litteram, IV, 33. Sobre el tema me remito con sentida complacencia a la bella página de V. Capánaga, Agustín de Hipo– ne. Maestro de la conversión cristiana, Madrid, Edica, 1974, p. 285, que lleva este epígrafe: «La ley gravitatoria del espíritu». 26. J. Ortega y Gasset, Estudios sobre el amor. Facciones del amor, en o.e., op. cit., t. V, p. 545 SS. 27. J. Rof Carballo, El hombre como encuentro (Homenaje a Zubi– ri), t. II, Madrid, 1970, op, cit., pp. 585-616. Ha ampliado este tema en la obra de más de 500 páginas que lleva ese mismo título, publicada por Alfaguara (Madrid, 1973). 28. P. Laín Entralgo, Teoría y realidad del otro, t. II, Madrid, Revista de Occidente, 1961, p. 164. 29. Virgilio, Égloga IV, verso 60. 30. J. Ortega y Gasset, Estudios sobre el amor. Epílogo al libro «De Francesca a Beatrice», Madrid, El Arquero, 1966, p. 20. 31. Rom 1, 31; 2 Tim 2, 18. 32. G. Marce!, Hamo Viator. Prolégomenes a une métaphysique de l'es· pérance, París, Montaigne, 1944, «Le mystere familia!», pp. 95-134. 33. E. Rivera, «San Francisco en el pensamiento de L. Coimbra», Naturaleza y Gracia, 27, (1980), 61-86 (incorporado a mi obra: San Fran– cisco en la mentalidad de hoy, Madrid, Marova, 1982, pp. 110-129). 34. La sentencia de Horacio en Carminum Liber I, III, verso 8. P. Laín Entralgo, Sobre la amistad, Madrid, Revista de Occidente, 1972, ha es– crito iluminadas páginas sobre el tema, pero no se atiene a un enmar– que preciso de las formas fundamentales del amor. 35. Jn, 15,15. Léase el encendido comentario de San Agustín a este pasaje en Tratado sobre el evangelio de San Juan, 85, en Obras de San Agustín, t. xrv, Madrid, Edica, 1965, pp. 381-384. 36. He aquí el juicio de M. Menéndez Pelayo, aludido en el texto y que merece ser recogido al pide de la letra: «Si existe en lengua huma– na algo más bello que este ditirambo en loor de la eterna belleza por mí indignamente traducido, declaro ingenuamente que no lo conozco» (Hist. de las Ideas Estét., I, 36: Edit. Nacional, tom. I). 37. Remito a mi estudio sobre fray Juan de los Ángeles, señalado en la nota 6. De la hermosura de Dios y su amabilidad por las infinitas perfecciones del ser divino es una obra clásica de platonismo cristiano escrita por E. Nieremberg. 38. Dionysiaca (Recueil donnant !'ensemble des traductions latines des ouvrages attribués au Denys de l'Aréopagite), Solesmes/Desclée de Brouwer, 1937. Tomo I: De divinis nominibus, caput quartum, pp. 201 ss. En este pasaje se intenta hacer ver que la preferencia de éros sobre agápe no es contraria a la Sacra Escritura, pese a que se adviertan las objecio– nes en contra. 39. Los colegas aludidos han publicado estos importantes estudios que elencamos por orden cronológico: Alejandro de Villalmonte, «El argumento de "razones necesarias" en San Buenaventura», en Estudios Franciscanos, 53 (1952), 5-44; Íd., «El argumento "ex caritate" en la doc– trina trinitaria de San Buenaventura», Revista Española de Teología 13 (1953), 521-547; Olegario Conzález, Misterio trinitario y existencia hu– mana (Estudio histórico teológico en torno a San Buenaventura), Ma– drid, 1966; Vicente Muñiz Rodríguez, Significado de los nombres de Dios en el Corpus Dionysiacum, Salamanca, Universidad Pontificia, 1975. 40. S. Tomás, Summa Theologica, I-II, 99, 2 ad l. 41. La «liturgia cósmica», can grandiosamente hecha teología en el SUPLEMENTOS ANTHROPOS/26
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