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_____ l. VISIÓN CRISTIANA DE LA HISTORIA EN SUS TEXTOS Tercer contraste Particularismo excluyente de los griegos libres frente a los bárba• ros esclavos Por la autoridad de Aristóteles y su influjo posterior -recuér– dese la polémica de Sepúlveda con Las Casas- se seleccio– nan aquí estos textos significa– tivos: 1. Política, I, 2, 1.252 a 26-35 Primeramente se da unión ne– cesaria entre aquellos que no pue– den vivir el uno sin el otro, como el varón y la hembra para la pro– creación... Y también es natural para la conservación de las co– sas que haya quien mande y quien obedezca, pues el que es capaz de prever es por naturaleza el go– bernante y jefe, y el que es capaz de trabajar con su cuerpo, ha na• ciclo para ser mandado y ser es– clavo. Por todo lo cual, esta si– tuación es la conveniente para el señor y el esclavo. Así pues, tanto la hembra como el esclavo son lo que son por naturaleza -cpúcrnt µi:v oú ó1cóp1cnm to Sií:>-.u Kai to OOUA.OV- . 2. Política, I, 2, 1.252 b 5-9 Entre los bárbaros la hembra y el esclavo tienen la misma con• dición. La causa está en que na• die manda por naturaleza, por lo que la unión conyugal es entre una esclava y un esclavo. Por este motivo dijeron los poetas: «Fue, pues, conveniente que los grie– gos mandaran a los bárbaros, ya que por naturaleza es lo mismo ser bárbaro y esclavo» -cb<; taina cpúasi páppapov Kai 8oi3:>-.ov óv-. 3. Política, I, 4, 1.253 b 25-32 Así como en las artes concre• tas son necesarias las herramientas para llevar a cabo la obra, también son necesarias al jefe de familia. De las herramientas unas no tienen alma: Ülj/U';(a y otras la tienen: i:µlj!uxa, como en la nave que di– rige el piloto, cuyo timón no tiene Elección privilegiada de Israel y llamada universal a todos los pueblos En el mensaje del Antiguo Testa– mento se hacen notar tensiones y fricciones entre el particu– larismo de la elección de Israel y el universalismo de la llama– da a todos los pueblos. Algunos libros, Josué, Jueces, el profeta Abdías, etc., hacen sentir sobre– manera la elección de Israel frente a la repulsa de las nacio– nes enemigas. Pero siempre que– da a salvo el reconocimiento de que no hay más que un único Creador, de quien proceden to– dos los pueblos, aunque éstos en su idolatría no lo reconozcan. La visión cristiana de la his• toria hace suyos los textos en que se proclama la elección de Israel. Pero igualmente ha teni– do muy en cuenta aquellos otros que preanuncian una co– munidad de pueblos y naciones en un universalismo total. Am– bas series de textos han tenido en cuenta el pensamiento cris– tiano. Aquí se elencan algunos de los más principales. Textos de la elección de Israel 1. Éxodo, 19, 3-8 Moisés subió hacia el monte de Dios y el Señor lo llamó desde el monte, y le dijo: -Habla así a la casa de Jacob, diles a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto lo que hice con los egipcios, os llevé en alas de águila y os traje a mí; por tanto, si que· réis obedecerme y guardar mi alian· za, entre todos los pueblos seréis mi propiedad, porque es mía toda la tierra. Seréis un pueblo sagrado, re– gido por sacerdotes. Esto es lo que has de decir a los israelitas. 2. Deuteronomio 32, 7-12. Cán· tico de Moisés ante el pueblo. Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán. Cuando el Aldsimo daba a cada pueblo su heredad, y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones según el número de los hijos de Dios, Antiguo Testamento __________________ alma, pero sí la tiene el timonel... Así pues, los enseres son herra· mientas para la vida. Y el conjunto de los enseres forma la propie– dad. Entre ellos el esclavo es un ser con alma -1rni ó 8oi3:>-.o<; Ktfíµa ti Eµlj/U';(OV-. 4. Política, I, 5, 1.254 b 27- 1.255 a 2 Intentó en verdad la naturaleza hacer diferentes los cuerpos de los libres y de los esclavos; los de és– tos, vigorosos, aptos para los traba• jos necesarios; los de los libres, en postura recta e inútiles para el es– fuerzo, pero muy adecuados a la vida política... De todo lo cual se concluye que es evidente que por naturaleza unos son libres y otros esclavos; a éstos les conviene el ser• vir. Y es lo justo -oí<; (a los escla• vos) Kai auµcpépsw -ro 8ou:>-.súsw Kai 8íKmóv fonv-. Cuatro conclusiones se infieren de estos textos. l. La naturaleza ha dispues– to la distinción entre libres y es– clavos como la que se da entre varón y hembra. 2. Frente a los griegos, los bárbaros son por naturaleza es– clavos. Adviértase que el ecume• nismo político de Alejandro rompió con esta estrechez doc– trinal de su maestro. 3. El esclavo es un enser más -aunque con alma- de la propiedad familiar. Es una «cosa». 4. Que la esclavitud sea algo natural halla refrendo en el vigor físico del esclavo que le hace apto para los meneste– res serviles. Por su importancia históri– ca es de recordar que en la po– lémica Sepúlveda-Las Casas, ambos razonaban desde la si– tuación del indio: Óptima para Las Casas; en situación huma– na tan precaria que le convenía la porción del Señor fue su pueblo, Judá fue el lote de su heredad... Como el águila incita a su nidada revolando sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó, y los llevó sobre sus plumas. El Señor sólo los condujo, no hubo dioses extraños con él. El primer texto pone en relie– ve los privilegios otorgados a Is• rae!. En el segundo, Moisés se encara con su pueblo por ser infiel ante las delicadas atencio– nes que de Dios ha recibido. Pero la conciencia que tiene Israel de ser el pueblo electo, no le impide ver a los otros pueblos bajo la acción y protección di– vinas. Ya en el texto de la voca• ción de Abrahán, anteriormente citado, se hace al patriarca esta promesa: «Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo». Este universalismo em– palma con la promesa hecha en el paraíso a los primeros padres. Esta mentalidad universalis– ta se hace muy explícita a lo largo del Antiguo Testamento. Se canta en algunos salmos, como el 95 (96) y 97 (98). Y los libros de Jonás y de Tobías la hacen vivir en sus protagonis– tas. Aquí se acotan cuatro textos del profeta lsaías. El primero es universalista con signo negati• va. Es decir, condena al malva– do, sea el que sea, al dirigirse contra el rey de Babilonia. l. Isaías 14, 12-21 ¿Cómo has caído del cielo, luce• ro hijo de la aurora, y estás derrumbado por tierra, agre• sor de las naciones? Tú que decías en tu corazón: «Es– calaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono... escalaré la cima de la nubes, me _. igualaré al Altísimo». ¡Ay, abatido al Abismo, al vértice de la sima! Los que ven se te quedan mirando, meditan en tu suerte: «¿Es éste el que hacía temblar la tierra y estremecerse los reinos, que dejaba el orbe desierto, arrasaba sus ciudades y ni soltaba a sus prisioneros?». Los reyes de los pueblos descienden a sepulcros de piedra, todos reposan con gloria... No te juntarás a ellos en el sepulcro, porque arruinaste a tu país, asesi• naste a tu pueblo. No se nombrará jamás la estirpe del malvado. 26/SUPLEMENTOS ANTHROPOS 9

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