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_____ 11. TEMAS EN TORNO A MI PENSAMIENTO CRISTIANO iba en mejor direcci6n. Pero la crítica franciscanista res– ponsable desestim6 mi método fenomenol6gico, creyén– dolo poco apto para interpretar a Escoto. Nos sale al paso amplio tema. Baste ahora anotar que esta actitud de la crí– tica con mi estudio la juzgo poco fundada. Y por añadi– dura, estéril En la década de 1970-80 seguí mis meditaciones sobre el amor cristiano. Fue cuando manejé con más sosiego y asimilaci6n las obras de que hablaré muy pronto. Antes quiero hacer menci6n de dos estudios que reforzaron mis convicciones histórico-críticas. El primero lleva este título: «El amor personal en la metafísica de Platón>> (Helmánti– ca, 26 [1975], 495-521). Intenta hacer ver que el amor per– sonal, tan patente y humano en el diálogo plat6nico Lisis cede ante el amor c6smico e impersonal del Banquete. Es sublime el canto de Diotima a la Belleza eterna y subsis– tente. Pero nunca esta Belleza entra en la menor comuni– cación personal con quien intenta poseerla. En verdad, el que la gran mística cristiana haya hecho suyo tan divi– no canto ha motivado un fácil deslizamiento del amor im– personal platónico al amor personal cristiano. Modelo de este feliz deslizamiento es San Agustín, al hablar así con la Belleza eterna: «Sero te amavi pulchritudo tam antiqua et tam nova» (Conf, X, 27, 38). El TE de AgustÍn, dirigi– do a la inmaculada Belleza, denuncia de modo inconscien– te, pero eficaz, el impersonalismo del famoso pasaje platónico. Este es el segundo estudio a que aludía: «Acceso a Dios de la conciencia desgarrada» (comentario al Brand de H. Ibsen), (Salmanticensis, 26 [1979], 287-307). Impulsado por M. de Unamuno quise acercarme al alma desgarrada del pastor protestante, Brand, siguiendo la obra de H. Ibsen. Brand traduce en vivo el hondo desgarro del fi16sofo S. Kierkegaard. Muy de notar es que este desgarro escin– de la obra de Dios. Naturaleza y Gracia semejan campos antitéticos, entre los cuales hay que optar. Para ganar uno hay que perder otro. Por una noble pero inaceptable fi– delidad a Dios Kierkegaard renuncia a su novja Regina Olsen. Brand exige a su esposa Inés que renuncie hasta al recuerdo de las repitas del hijo que se les murió. Ante este contraste entre formas fundamentales del amor, muy cultivado en algunos ambientes protestantes -también en– tre los católicos minados por el pesimismo jansenista– mi espíritu se ha encrespado por ver en tal mentalidad una renuencia a aceptar la total obra de Dios en toda su limpidez y grandeza. Si Dios promulgó el cuarto manda– miento con máxima promesa, ¿cómo pensar entonces que el delicado cumplimiento de este mandamiento puede po– ner algún obstáculo al más puro y extático amor divino? Estos riachuelos de la montaña de mi pensar estaban pidiendo un pequeño lago que los remansara y sedimen– tase. Tuve oportunidad para ello. Ocasión propicia para presentar estas reflexiones en público me la brind6 la UL– TIMA LECTIO de mi docencia universitaria. Había llega– do la hora de decir mi verdad de pensador cristiano sobre uno de los temas más importantes en la concepción cris– tiana de la vida: EL AMOR. 102 Formas fundamentales del amor ____________ Por deuda y como propuesta metódica que pudiera in– teresar, quiero poner en relieve las ~res obras con mayor influjo inmediato en la génesis de esta vertiente de mi pen– samiento. Las señalo con una pequeña anotaci6n respectiva: SCHELER, Max Wesen und Formen der Sympathie Berna/Munich, Francke Verlag, 1973 6 • Aplica el método fenomenol6gico al análisis e interpre– tación de las profundas vivencias humanas. Pone especial– mente en contraste el amor-éros platónico y el amor-agápe cristiano. La propuesta síntesis de ambos en San Francis– co debe ser muy cuestionada y matizada. NYGREN, Anders Eros und Agape. Gestaltwandlungen der christlichen Liebe Gütersloh, Carl Bertelsmann Verlag, trad. alemana de la segunda edición sueca de 1954. Formula el reto hist6rico-crítico de los te6logos lutera– nos contra la teología católica por haberse ésta dejado im– pregnar de la mentalidad pagana del éros, amor indigente, en detrimento del alto y único amor cristiano: agápe, pura y benévola donaci6n. SPICQ, C., O.P. Agape dans le Nouveau Testament. Analyse des textes París, Librairie Lecoffre / J. Gabalda, 1958. Tiene presente la obra anterior de A. Nygren, pero no la cuestiona. Le responde comentando en los tres volú– menes, de un modo delicado y penetrante, la realidad del amor cristiano -agápe-, tanto en su teoría como en pra– xis. Gozosa mi deuda por las largas horas de iluminada placidez que he pasado sobre sus páginas. LAS FORMAS FUNDAMENTALES DEL AMOR* La anunciada ULTIMA LECTIO ACCADEMICA, densifi– cación de largas horas de estudio, la ofrezco al público en su integridad. Programa de un libro que tengo escrito in mente, contiene incisos para ser silenciados. Me los se– ñal6 palabra amiga, al terminar su lectura. Pero la man– tengo Íntegra porque aquel momento me sigue siendo una grata hora de rememoración y nostalgia, cara al pasado. Y cara al futuro, en espera y esperanza. Debo comenzar diciendo que me he sentido siempre pensador cristiano. Con esta advertencia: que al correr de los años de mi docencia universitaria esta conciencia se ,:- El presente artículo es la «última lección» que el autor dio como profesor titular en el Aula Magna de la Universidad Pontificia de Salamanca, el día 29 de mayo de 1984, publicada en Naturaleza y Gracia, 32 (1985), 7-28. SUPLEMENTOS ANTHROPOS/26

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