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174 l'. l\IELCHOR DE POBLADURA (48) los diez y ocho artículos del reglamento del convento de Re– tiro de Terranova. Dice así: <( Y puesto que los votos, la Regla, las Constituciones y cualquier otro ejercício, miran esencialmen– te al logro de la perfeeción, la cual com,iste en la caridad per– fecta, a ésta aspiren y tiendan los religiosos; ámense cordial– mente en Jesucristo; muéstrense afahles y domésticos los unos con los otros; sírvanse mutuamente, ayúdense y sohrdlév('nse, para que addantando de eontinuo en el amor fraterno, crezcan más y más en el amor de Dios, que es el vínculo de la perfec– ei6n y la meta dt:> la santidad )/n. A cualquit:>ra la sná fácil descubrir en estas palabras el eco fiel de las Constituciones de la Orden: (( En nuestros conventos haya por lo menos doce :re– ligiosos, los cualeR reunidos en nombre del duleísimo Jesús, vi– van unidos y concordeR, procurando subir siempre a mayor per– fección; y como verdaderos discípulos de Cristo, ámense de co– razón, sohrellt•ven sus defectos recíprocamente y ejereítense de ,·ontinuo en el amor divino y en la caridad fraterna, dándose mútuamente hut•n ejemplo )) 30 • Como es natural, la vida interior y de orac10n debía culti– ,~arse con partienlar esmero. Léese a esle propósito en las reglas eompuestas por el P. Querul1ín de Niza para el convenlo de Re– tiro <le Cittadu('ale en su arl. XII: <( Y puesto (1ue de nada sir– VPn los medios, si falta el fervor tlel espíritu, para (lllt' ésle no se entiliie sino que se encienda cada vez más, esf uéreese cada uno en particular por dedicarse de lJeno a la oración privada, a la lectura de lihros piadoRos, a la eonsideraeión de su propia miseria, a la santa soledad y a la vida interior, verdadera no– driza y maef.itra del espíritu. Anímense unos a otros con la pa- 1ahra, y Rohre todo con el ejemplo. al eonse~uimiento de las santas virtudes y de la ¡wrfeeeión religim,a; y pü,oteando el hu– mano respeto, con banta emulación Lral,ajen a porfía por supe– rarse i:noR a olr<Js en la práctica de la olwdieneia, pohreza, des– prePio del mundo, caridad, paeieneia y prineipalnwnlP de la hmuildad, tJUe PF e] i:undamenlo lit' toda ,irtw1 y perfección)). Y para a-,ivar más y má,, P~ia t'-anla ernnbción. eomhatir b ti– láeza y b rulim:1, y remediar eficaznw;;.Lr• d deF_grste ir:evitahle <:e la vida ordinaria. tanto d P. Querubín como el P. Jesi:aldo nrdenahan que dos veces eada año pracíiearan Lüfi(h lm. reli– giosos los ej~reieios e'."piritual<·s de diez dfas 3 :,. 31 Cf. Gi::~FALJJO DA llEGGIO, Istruzionc su i concenti cli Ifüiro, p. 95•96, Tam• l,ién el P. Pablo de Colindres ha('e particular mención del espíritu de amor frat1:rno que ddJe reinar en estas comunidades. 32 Cf. Constitutiones Fr. Jllin. S. Fnmcisci Capucinornm anni 1643, Tornad Nerviornm 1876. 61, n. XIV. 33 Como ti~mpo más :i propósito el P. QuPrnbín (n. XII) aconsejaba que se hicieran antes de Pentecostés y después de la festividad de todos los Santos; mientras que al P. ]esualdo (n. III) le parecía com·eniente hacerlos antes de ;'11 a vidad y antes de Pentecostés.

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