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54 P. MELCHOR DE POBLADURA, ( 4) riografía pueden a las veces engendrar conceptos erróneos de la historia. Los estudios monográficos de la agitada y turbulenta vigilia, que precedió a la tan cacareada proclamación de los derechos del hombre, abren nuevas perspectivas al investigador imparcial. Si por una parte revelan los males que aquejaban a la sociedad civil y religiosa de la époea, por otra, sin embargo, ponen de manifiesto los laudables y tesoneros esfuerzos de va– rios grupos de selectos, que no se resignaban a perder su raz6n de ser y desaparecer, sino que se proponían infundir nueva re– generadora linfa a los organismos amenazados de ruina por principios de disgregación interna y por ataques externos de las fuerzas del mal desencadenadas y resueltas a penetrar en el santuario y profanarlo. Abrigamos la esperanza de que el episodio que ilustran estas páginas contribuirá a esclarecer, modificar y corregir algunas de las fórmulas repetidas por rutina y con poca exactitud en los manuales de historia. A la luz de una serie de documentos inéditos y hasta ahora inexplorados seguiremos muy de cerca la trayectoria de un movimiento de st>lectos que, inspirados por d nobilísimo fin de una práctica más integral y totalitaria de la lt>gislación franciscana, e impulsados por una realización más concreta del ideal profesado planearon el establecimiento de los conventos de Retiro. A través de esta exposición se vislum– brará al menos la artitu<l de la Orden Capuchina en algunas naciones frente a un problema vital en todos los tiempos y que hoy es de palpitante actualidad: ¿reformación o transforma– ción? ¿retorno al pasado o adaptación al presente para con– quistar el futuro? Nuestra búsqueda abraza unos treinta años; se inicia con el generalato <lel P. Pahlo de Colindres (1761-66) para terminar con el gobierno del P. Erardo de Radkersburg (1775-1789); dos campeones de la vida religiosa y de la obser– vancia regular, que con sus virtudes y ejemplos se cautivaron el amor, la admiración y d respeto universal, y con sus viajes a través de las naciones europeas en vísperas de la revolución francesa realzaron el prestigio de la Orden que tan dignanrnnte representaban. Después de analizar someramente los peligros que a media– 'dos del siglo XVIII amenazaban la observancia regular y los síntomas de verdaderos abusos y rf'hjaciones, expondremos có– mo para afrontar aquellos peligros y anular• estos síntomas por el retorno al fervor primitivo se idearon los conventos de R~– tiro; finahnente ('Onsideraremos ;,u fisonomía propia y su de– senlace. Lumns y SOliIBRAS La marcada tendencia de los primeros Capuchinos por la vida eremítica y sus preferencias por la vida contemplativa que-