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]60 P. '.l!ELCHOR DE POBLAHFRA (34) hahía olvidado, Pn carta fechada el 19 de octubre <le 1762, rogán– dole al mii,;mo tiempo se dignara ce destinar algún conve-nto, f'll el <1ut~ colocados los religiosos que Sí:' binlieran con ánimos de recohrar o eom;ervar el fen-or, puc1ieran ohservar exaetamente cuanto prescriben las leyes de la Orden. fon lo <JUe se facilita– ría a todoi,; la perfecta ohsen-aneia regular y se abrirían de par f'n par las puertas del cielo ))" 3 • A cualquiera se h· alcanza cuán íntima y grata satisfacción rPcihiría el P. Pablo de Colindres, y a nadif' causará maravilla que a vuelta ele e01Tt'O hendijna <C aquellos religiosísimos sentimif'ntos )), pues también él Pstaha persuadido de que la realización del proyecto daría m1wha glo– ria a Dios y procuraría no poco adelanto ei,;piritual a la provin- 1·ia"·1. Y como quiera que estaba a punto de emprendf'r la visita df' las prm-incias ultramontanas, deseando aí'egurar la máxima garantía de éxito a los organizadort:>s, nomhr6 delegado ~myo pa:ra gestionar el asunto al ejemplarísimo y venerando P. Hila– ríón dP Feloreto, <JUÍPn por espacio de unos 14 años bahía Rido eolega suyo en el definitorio general' 5 • Com,eguido el ineondieiona] y entmúasta apoyo del P. Ge– nnal, en eolaboraci6n del P. Hilarión v· de acuerdo con el Su– perior provincial P. Buenaventura de Zangarona ( Zingarone), el P. Je¡;ualdo se dedi('('; a perfilar E-U proyecto y a eónquistar adeptos a la causa que ddt>rnlía. Por íin, ,'n el capítulo pro– vincial celehrado en oetubre del año siguientp 1763 se aproh6 el estahleeirniPnlo dt>l convento de Retiro en Trrranova y se destinó la primna emnunidad, siendo el primer guardiá~ el mismo P. Je.,ualdo. Los primeros años de la institución no fue– ron nada f ácilps; pero graeias a la mano hábil y a la virtud in– discutida e indiseutihle del supNior se evitaron los escollos y orillaron las mayores diíiculiadei,;. Puede afirman:e que, por lo general, gozó de la benen,lencia y mm de] apoyo de los Su– periorPs provineialf's, pero no así de las simpatías de la gene– ralidad de los religiosos. Superada felizmente la crisis que sobrevino con la rnunte <lo de Reggio. Poseemos una rica y variada documentación sobre el particular, es decir los escritos autógrafos del mismo venerable conservados en el archivo de la cancillería de la S. Congregación <le Ritos; principalmente dos volúmenes de cartas (Epistole I-II) y una instruccióµ acerca de los conventos .de Retiro. Por ahora d. Rheginen. Beatificationis et canonizationis serví Dei Fr. ]esualdi a Rhegio, sacerdotis professi Ord. 1~1in. S. Francisci Capuccinorum. Positio super introrluctione causae, Romae 1870; ComoNEO R., La vita del P. Gesualdo da Reg– gio, Siena 1894; GIAMBATTISTA DA S. LORENZO, O.F.M.Cap., Nuova vita e miraco– li del venerabile P. Gesualdo da Reggio (1725-1803), Gerace Sup. 1923. 33 Cf. GESUALDO DA REGGJO, Epistole I, 545. 34 Cf. ibid., 550 s. 35 El P. Hilarión, sin embargo, fué sorprendido por la muerte mientras con entusiasmo se ocupaba del asunto, el 29 <le enero de 1763. Cf. FoRTUNATO DA REGGJO O.F.l\LCap., lliemorie storiche sulla provincia dei Cappuccini di Reggio Calabria, Ileggio C. 1885, 117-118; FRANCESCO DA VICENZA, O.F.M.Cap., Gli scrit– rori cappuccini calabresi, Catanzaro 1914, 88-92.
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