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156 P. MELCHOR DE POBLADURA (30) De retorno a su provincia en diciemhre de aquel mismo año 1760, el P. Miguel, aunque secretamente y con todas las cau– telas que la delicadeza del asunto requería. se hizo portavoz del movimiento qee poco a poco iha revelando a sus íntimos según las instrucciones que recihina sea del P. 'Pablo de Colin– dres sea del P. Querubín de Niza"º. Y fuera por el prestigio que le daba su reconocida virtud, o fuera por cierto malestar que se notaba en la vida conventual a causa de cierta¡,:; irregularida– des, es lo cinto que muy pronto conquistó la simpatía de un bien nutrido grupo de rdigiosos, entre los que descollaban el ya citado P. Lorenzo de Zilwllo, muerto en olor de santidad; f'1 P. Angélico de Placencia, renornhrado en toda la provincia por su bondad no menos <1ue por su ciencia"\ y el P. Contardo de Módena, definidor prnvineial y religioso muy ejemplar"". De aeuerdo eon algunos individuos de otras proYinciaR, se decidie– ron todos a presentar una solicitud al capítulo general q1w se celehraría t>n mayo de l 7úl. El P. Miguel eRpení a que su Pre– lado se ausentara de la provincia para a!'Íi-tir a aque1la asmn– hlea capitular, y por conduelo se¡::uro con feeha 27 de ahril le comunicaba este su propósito ( aprohado por otros 12 religiosos de la provincia) <le pedir autorización al capítulo gem•ral para retirarse todos en un convento a fin de observar « t>spiritual– rnente )) la Regla seráfica y las ConRtitueionl:'s eapuehinas. Se le advertía. sin embargo, con mucha delicadeza, q iH' si él se ofreda a presentar la solicitud, que hahían redactado, a los capitulares, Jlreseindirían <le acudir a otros para qut> lo hicieran. Creemos vt>r aquí una alusión velada al P. Pahlo de Colindres. El P. Serafín de Montale"", que así se llamaha el Provin– cial de Lomhardía, recibió no sin sobresalto el inesperado amm– cio, del que no había tenido ni el más leve atisbo, y durante las sesiones capitulares esperaha de un momento a otro recibir una sorpresa mayor. Pero por las razone¡,; qut' ya nos son conocidas, conduye-ron las tareas capitulares sin que nadie- se hieiera eco de la mencionada solieitud o aludiera públicamente al asunto. El Provincial, intrigado por aquel misterioso silencio que siguió al toque de alarma y que seguramente- amargó su estaneia en ~ 0 Amwue el analista lombardo habla solamente de su eorrespondencia ~on el P. Querubín: es muy probable que la tuviera también con el P. Pablo. "' El necrologio de Lornhardía recuerda solamente a un P. Angélico (lfo. magnosi) de Placencia, muerto en su ciudad natal el 30 de diciembre de J726. Cf. CAELESTINUS A DoMooosco, O.F .l\LCap., Necrologium provinciae Lombardiae II, Mutinae 1859. 365. "~ Cuando el Provincial convocó el definitorio y padres graduados para aconsejarse, el P. Contardo fu6 el único que no manifestó su oposieión: << trova• tili contrariissirni alb nuova idea del Retiro, salvo· il Pre. M.R. Contardo da Modena, t'he apertamente non si palesó e solo si rimise a quanto avrebbero an1• to per hene di risokere i Padri ,,. Cf. Campione II, 29. 23 Gobernaba la provincia desdt> 17 59 y falleció antes de terminar el trie• nio, el 11 de marzo de 1762.

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