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154 P. ;\lELCHOH DE POllLADl'IlA (28) troducir <e novedades extraordinarias )l; pero puesto que no era así, debían continuar la empresa comenzada. Además los exhor– taba a nombrar por guardián al P. Carlos Félix de Segni, aña– diendo que si por graves motivos fuera necesario cambiar de convento, el Retiro se eslahleeiera en el de Anagni por ser muy a propósito, tanto rnás que en él no se había adoptado aun el ministerio sacerdotal de la confesión de seglares 13 • A partir de esla fecha callan los anales de la provincia Ro– rnana sobre el particular. Ni sabemos cuándo cesó de existir el · con.-ento de Retiro. Con toda probahifülad recibió el golpe de gracia con la nn::erte del P. Pablo de Colindres. Mas por lo an– teriormente Pxpuesto queda definitivamente dPscartada la no– ticia de algún cronista que niega hasta la f ormaeión de esta co– munidad. El 23 dP enero de 1769, el P. Romualdo de Frilmrgo (¡ue había asistido al capítulo general del año anterior corno custodio de eu provincia de Austria Anterior, escribía al Nuncio de Lueerna Mons. Luis Gonzaga Valenti que el P. Querubín bahía sido el iniciador de los conventos de Retiro con la ayuda del P. Pablo de Colindres y que después había sido perseguido 1 1 • Según un corresponsal del P. Jesualdo de Reggio, en carta fe– chada en junio de 1778, los SupPriores de la provincia de Roma nombraron un superior local contrario a la iniciativa; el P. Que– rubín, a quien dicho correspom:al haliia eonoeido y tratado y Jlarna <e varón de mucho espíritu)), 1mfrió por algún tiempo paciPnte y pacíficamente, viéndose después obligado a abando– nar el Retiro y transcurrir sus últimos días en el convento de Rorna 15 • Y f'fectivamente allí falleció, según el necrologio de la provincia, el 5 de enero de 1770. Provincia de Lombardía (Parma) Si el proyecto ensayado en la provincia Romana tuvo vida efímera, como se acaba de ver, otros hubo que ni siquiera llega– ron a realizarse. Tan,hién la actual provincia monástica de Par– ma, denominada de Lornhardía hasta 1884, tuvo su experiencia reformadora rn, de la que f ué eorifeo el P. Miguel de Pamplona. 13 El texto autógrafo de la carta nos ha sido conservado en Annali mano– scritti V, 174 s. Por ella sabemos que además de los ya mencionados PP. Juan Carlos y Félix Carlos, morahan entonces en el convento de Cittaducale los PP. Luis de Roma, Querubín de Niza y Angel Antonio de Suhiaco, « conciona– tor, religiosis morilrns ornatus ac praestantissimus pater ll (cf. ALOYSIUS A Fo– RANO, op. cit., ad 4, iun.). Según el nccrologio este último religioso falleció en 1761; pero por la carta del P. Pablo de Colindres, sin embargo, sabemos que YiYía aun en abril de 1765. 14 Cf. BoNAYE.'iTUI\A vo:c; MEHR. r·ier neue Briefe des Kapuziuers P. Romuald Bmmzann, in Coll. Franc. 21 (1951) 399. 15 Cf. GESUALOO DA REGGJO, Epistolc II, 589 s. 16 El analista de la provincia de Lomhardía describió minuciosamente los pormenores de esta iniciativa, manifestando abiertamente su oposición a la mis• ma (cf. Campione della prodncia di Lombardia II, 22. 24-33) y nos asegura que
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