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(15) LOS CO:\\E;\TOS DE RETIRO E'\' LA OUDE;>; L\PUCHl:\'A 65 y que en haciendo así tendrán especial consuelo a la hora de la muer– te, como lo tt>nía su Rnrn. en haver heeho lo que pudo en <>ste par– ticular, y en los buenos deseos de que qnisiC'ra haver heeho más y de lo que hiciera si pudina; y finalmente que eonfiuha del huen afecto y zdo dP Y. C. y UR.PP. que recibirían esta su rC'comendación con C'l aprecio correspondienle, dejándosela hecha por última voluu– dad en los últimos días dt' su ·dda n~'. Y no eontento con eslas providt"neias, su deseo hubiera sido implantar los coffv.'nüis dt" Rt"tiro en todas las provincias y aún extenderlos indistintamentt" a todas las Ordt"nes Religim,as, y así pensaba proporlt'rlo al Sumo Pontífiee a su regre,.,o a la Ciu– dad Etnna, como lo eertifiea :-u biógrafo y panegirif-ta: (< Aún husea ma: or c,;frra su zelo; y no con lento eon t>sla pro– vidt>neia, concibe un plan útil para todas las Religiones. Eutit>nde que es precisa la dt>cadnwia de su observancia, como la de las otras eosas humanas; morahnente imposible la reforma de todos sus in– dividuos, y arrit>~gado hac,•rlos entrar con violencia en el rigor, como ocasión de nrnyorcs inconvenientes. Conoce por otra parle que no hay pro,iincia en ninguna Religión, dornlt> no haya algunos deseosos de n1ás exacta observancia: y para que éstos pongan en t'Xecueión sus deseos, dict' a sus secretarios que, si Dios lo dt>xa volver a Roma, propondrá al Papa, emno 1nedio 1nuy oportuno, mande que en cada capítulo provincial de las Ordenes Religiosas se ofrezcan a los que aspiren a más rigurosa disciplina w.o, dos o rnás conventos, según su nú1nero. Lo que dispuesto y execu!ado perpt>luamenle en Lodos los capítulos, movería sin duda a otros a imitados: y con esta providencia era cierta la reforma de muchos, y en lo sucesiH) muy verisímil la de todos. Proyecto que frustró su n1uerte, pero sin embargo acredita su zelo y es digno ele pasarlo a la posteridad ll" 6 • De lo anteriorrrwnte t"xpuesto salta a la vista que si la muerte del P. Colindres f ué pa:ra la Orden y para todos sus admirado– res un día de luto, pa:ra los partidarios de los conventos de Re– tiro fué además una pérdida irreparable. <e Con él - eserihía un eonfidente del P. Jesualdo de Reggio - la Orden ha perdido euánto podía perder. Ahora más qut" nunca es necesario apoyar– nos ,'n ac1uel Padre qm· no muere jamás y que si permile perda– mos a los que no merecemos poseer, no ce8ará de ayudarnos si con fe recurrimoi;; a El. Esto es lo que deseaba comunicarle [la muerte del P. Pablo] pa:ra desahogo del dolor que no he podido ni puedo disimular, como tampoco me ha sido posible eontener ]as lágrimas ))c.. No todo los colaboradores imrnediatos Pn el gobierno de la Orden participaban del entusiasmo y favorecían las aspirado- 25 Arch. prov. PP. Capuchinos de .Castilla (Madrid), ms. 153/28, f. 59rv. 26 LAJIIBERTO DE ZARAGOZA. Elogio 36-37. 27 GESUALDO DA 'REGGIO, Epistole II, 19.5 Ui1s. en el archivo de la canci– llería de la S. Congregación de Ritos).

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