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ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN ARGUMENTO pensamiento puramente teórico». Ello llevaría a un «encuentro de culturas» que permitiese «planificar la gran síntesis de la sapientia christiana que un día propu– so San Buenaventura y que hoy hay que proponer a la altura de los tiempos». Di– cha sabiduría parte de la consideración del hombre total, con sus vivencias ínti– mas, buscando un método con el que se elimine «el contraste fastidioso entre la intuición y el concepto». 8. Las fuentes del pensamiento cristiano de E. Rivera de Ventosa Nuestro autor considera que su pensa– miento pertenece a esa vuelta a la Sa– pientia que él desarrolla de acuerdo con sus fuentes y mediante un peculiar cauce metodológico que conducen a unas for– mas fundamentales del amor. Empece– mos, pues, por las fuentes. Recuerda E. Rivera de Ventosa que cuando tenía dieciocho años leyó el fa– moso Discurso sobre la conformidad de la fe con la razón de Leibniz y que la idea que expresa referido título le pare– ció antaño, y le parece ahora, acorde, justa y eficaz. Por tanto, sus dos fuentes primarias son la filosofía griega y el pen– samiento bíblico; a ellas hay que agregar el ideal franciscano al modo de San Bue– naventura, y más tarde (pienso que ya entrados los años cincuenta) Zubiri, Unamuno y algunos autores contempo– ráneos que suele citar con generosidad también franciscana, pues algunos no son relevantes, en mi modesta y sincera opinión. Hacia 1957, Rivera de Ventosa veía aún la filosofía griega muy desde Aristó– teles, lo que no es erróneo por su gran peso en la historia de la filosofía. Su in– terpretación de la Física de Aristóteles muestra el influjo de las ideas del Zubiri de Naturaleza, Historia, Dios, y me pa– rece acertada y correcta. A ella añade una lectura pro-histórica (no me atrevo a decir historicista) de una parte del trata– do De anima y de la Ética nicomaquea. El determinismo de la Física necesitaría de un complemento más «humano» de la condición peculiar del hombre y de su posible «libertad». Aristóteles alcanza plenamente el concepto de autosuficien– cia humana; pero «el destino del hombre para Aristóteles notiene otro sentido que Miguel de Unamuno el vivir pleno y perfecto que acuña lapa– labra griega [kalokagathia]. Lamenta– blemente, esta plenitud de vida humana se intenta lograr sin referencia alguna al ser trascendente». Además, la idea de autosuficiencia humana (autarquía) vale tanto para el hombre concreto como para la polis, y sólo en ésta, según la vieja idea helénica, se realiza la plenitud. Pero Aristóteles es ciego a la idea de la histo– ria debido a su inveterado intelectualis– mo. Por tanto, hay que buscar el sentido de la historia en otra parte: en el pensa– miento bíblico. Con esto pasamos a la segunda fuente del autor. Como pensamiento bíblico E. Rivera de Ventosa considera el actual textus re– ceptus del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Aunque no cabe pensar que el autor, profesor en la Ponti– ficia Universidad de Salamanca donde enseñaban los profesores Colunga y García Cordero, ignorase la historia de la formación y evolución del referido tex– tus receptus, no he sabido encontrar una referencia sobre ello, lo que no me pare– ce incorrecto, ya que al autor sólo le inte– resa la peculiaridad global del pensa– miento encerrado en dichos libros y su operatividad sobre la sabiduría cristiana. El punto central del pensamiento bíblico es la doctrina de la creación de todo cuanto existe por Dios ex nihilo sui et ex nihilo subiecti. Pero uno de los seres creados por Dios, el hombre, lo ha sido dotándolo del don de la libertad; el libre albedrío humano y la providencia divina explican suficientemente el sentido de la historia. La interpretación del significa– do de esta concepción bíblica la realiza Rivera de Ventosa de acuerdo con el modo paulino: «El apóstol nos ha dejado delineado este plan providencial de Dios en uno de los pasajes más profundos de sus escritos. Se halla en la Carta a los Efesios [1, 3-14]. En dicho pasaje el apóstol acentúa ante todo la iniciativa del Padre que quiso darnos a conocer el misterio que su voluntad se propuso rea– lizar en Cristo, conforme a su benepláci– to; [...] [el] conjunto de medidas provi– denciales se puede sintetizar en un solo concepto: diatheke» . Toda la historia es un camino hacia Cristo; y tras la plenitud de los tiempos, «la historia tiene por fin primordial seguir realizando esta obra de incorporación a Cristo hasta la se– gunda venida, que será la consumación final». Desde aquí, el autor hace una proyección tanto hacia atrás (la promesa de Abraham) como hacia adelante (la dialéctica de la teología bíblica cristia– na). Aunque la Carta a los Efesios no sea de la mano de San Pablo, como es bien sabido, recoge las ideas paulinas; pero al apoyarla después con la Carta a los Hebreos, que ni es de San Pablo ni siquiera del grupo paulino, permite con– cluir que el autor entiende como meollo del pensamiento bíblico la interpreta– ción tradicional cristiana al modo católi– co. No se trata, empero, de criticar aquí referida interpretación, sino señalar los límites del pensamiento bíblico que · constituye su segunda fuente. La tercera fuente es el ideal fran– ciscano y su concreción en la Sapientia Christiana de San Buenaventura. Para algunos bastaría para explicarla su con– dición, profunda y ricamente espiritual, de franciscano de la orden capuchina y dedicado a la historia del pensamiento; pero todo ello podría ser la condición; la razón es la congruencia del pensamiento de San Buenaventura con la Sapientia christiana: «San Buenaventura precisó la concepción bíblica y agustiniana del ordo naturae. Como, por otra parte, le era muy conocida la visión cósmica de Aristóteles, intentó conciliar ambas ten– dencias en su sistema filosófico-teológi– co. ¿Cómo lo logra? La clave de la solu– ción sintética de San Buenaventura está en la distinción de un triple orden de los seres[...] [escindiendo a su vez] el orden necesario de Aristóteles en dos: el orden absoluto de las esencias y el orden hipo– téticamente necesario del curso de la naturaleza del ordo naturae. Esta distin- 122/123 ANTHROPOS/83

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