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ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN AUTOPERCEPCIÓN INTELECTUAL tenía como lema Teilhard. Con este lema he llegado a estar plenamente de acuer– do. Más aún en lo social y personal que en lo biológico, aspecto preferido por Teilhard. En mi juventud intelectual me impre– sionó el final de la obra de N. Berdiaeff o fraternidad en Cristo, o camaradería en el Anti-Cristo. Ya adentrado en años, me vi tonificado ante la tremenda disyuntiva cuando reparé en que la obra de Teilhard es un reto al mundo marxista. Enfrentán– dose con éste, ha lanzado esta proclama: Nosotros los cristianos somos capaces de construir un mundo futuro mejor que el planeado por el marxismo. En la construcción de este mundo fu– turo, más cristiano y, por lo mismo, más humano, quedo empeñado para el resto de los días que Dios disponga conce– derme. Tercera etapa: desde 1970 a... El otoño de mi intensa vida intelectual Un atestado íntimo de mi conciencia rei– teradamente me asegura que en el año 1970 tuvo lugar una palmaria inflexión de mi espíritu, tanto en el aspecto vital como en el intelectual. Vitalmente entra– ba en «mi dilecta paz laboriosa», que se ha ido acrecentando con los años cara a la eternidad. Intelectualmente, me pare– ció haber llegado a mi posible madurez. Hasta dicho año mi mente estaba domi– nada por una incansable avidez informa– tiva y deliberativa. Cada uno de mis múltiples estudios monográficos me pa– recía un paso más hacia mi deseada ma– durez. Pero desde 1970 ya mi deseo pri– mario es el de escribir libros. Y si no han sido más los que he publicado, se debe a la malignidad del tiempo, siempre breve, y a mi deseo de colaborar con mis cole– gas, a quienes no he podido negar la aportación pedida. Con todo, este deseo de redactar libros me acucia siempre más. Ahora y aquí quiero responder a los amigos que reiteradamente me han pedi– do que, a estilo de los profesores alema– nes -y también otros-, coleccione mi centenar de estudios en volúmenes pu– blicables. Les he respondido - y vuelvo a responderles- que ello me llevaría ineludiblemente un tiempo precioso. Y que a estas alturas de mi vida -otoño muy entrado- mi producción, por mo– desta que sea, no debe ser obra de resu– men sino de creación. El resumen lo pueden hacer los que vienen en pos si se interesan en ello. A mí me toca aho– ra trasladar al papel las ideas que juz– gue más elevadas y fecundas. P. Laín Entralgo ha escrito una obra con este tí– tulo: Mis páginas preferidas. La he leído con detenido regusto. Por mi parte debo confesar que mis páginas preferidas las tengo claras en mi mente, pero están sin escribir. (Lo estoy ya haciendo paralela– mente a este escrito que me ha pedido la Editorial Anthropos.) Son estas páginas preferidas, presentes en mi mente, mi úl– timo esfuerzo por dar forma definitiva a mi «pensamiento cristiano». Esto me obliga a presentar al lector las obras que preferentemente quisiera dar a luz, dejando al margen otras en esbozo. l. Un pensamiento cristiano a la al– tura del siglo XX. Consistiría esta obra en exponer con amplitud los tres aparta– dos en los que aparece mi síntesis ideológica que he anticipado aquí en la autopercepción intelectual de mi proce– so histórico. 2. Del encuentro con América al en– cuentro con el hombre. Este tema lo expuse en el curso universitario, impar– tido a doctorandos en el año escolar 1988-1989. Desde hace unos años ven– go publicando estudios monográficos y recensiones de libros americanistas so– bre tema tan incitante cara al centena– rio de 1992. Por otras urgencias no ga– rantizo que mi obra pueda ser ultimada en años inmediatos, si bien continuaré publicando breves monografías, como la recientemente aparecida: «Santidad y política en la obra misional de Fray Junípero Serra» (Verdad y Vida, 47 [1989], 192-222). 3. Vivencias primarias del alma de San Francisco. Juzgo de máxima signi– ficación para la filosofía, la teología y la mística la aplicación del método f enome– nológico a las vivencias que suscitan en el alma estos saberes. En este mi libro in– tentaré aplicar dicho método a las extra– ordinarias vivencias de San Francisco. Un esbozo del mismo ha sido ya publi- cado en Estudios Franciscanos, con este mismo título, 89 (1988), 75-107. 4. Formas fundamentales del amor. Fue el tema de mi última lección univer– sitaria, 29 de mayo de 1984, publicada en Naturaleza y Gracia, 3211985), 7-28. Urge convertirla en libro: por promesa mía y en respuesta a las insistentes peti– ciones que se me hacen. 5. Del acceso inicial de todo hombre a Dios al acceso del santo. Como pensa– dor cristiano, desearía que este libro fue– ra mi «canto de cisne». Fundado en la «religación esencial» de todo hombre con Dios, expuesta con twta hondura metafísica por X. Zubiri, tengo el con– vencimiento, con M. Blondel, de que no puede haber «ateos». Entiendo esto en el sentido que, en virtud de su religación existencial con Dios, todo h0mbre recibe una llamada de éste. Como esta llamada la oyen todos, aunque en su inconscien– cia la nieguen, se da en todos un inigual acceso a Dios. El grave problema, en el que todo pensador cristiano debiera me– ditar hasta quitarle el sueño, consiste en señalar los motivos por qué son tantos los que se cierran a esta lla,71ada inicial. Y por qué caminos, por el contrario, se la escucha hasta llegar a sentir a Dios, como Santa Teresa «entre pucheros»: de cocina, ella. ¿Y por qué ne de laborato– rio, el sabio? Es la tensión entre los as– tronautas rusos que no vieron a Dios y los astronautas americanos que volvían cantando el salmo: «Coeli enarrant glo– riamDei... ». Ofrezco mucho campo para mis años. Pero advierto hoces afiladas en mi entor– no, prontas a cortar en él mejores espi– gas. Parece se va a cultivar la continui– dad creadora en esta nueva granazón del pensamiento cristiano. 122/123 ANTH ROPOS/67

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