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ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN Cuando tuvo la dignidad de enfrentarse -casi en solitario en los ambientes cle– ricales- contra la obra de S. Ramírez sobre Ortega y Gasset, estuve a su lado consciente de su actitud serena e ilumi– nada. Otras amistades, que tengo a mi lado, me es grato mentar. El teólogo Alejan– dro de Villalmonte me da luz en mis du– das teológicas y su incansable laboriosi– dad en la biblioteca está facilitando mis quehaceres actuales. Manuel González García es director de Naturaleza y Gra– cia, a la que atiende con mucha entrega. Me siento muy a gusto de que cuente siempre con mi colaboración. Vicente Muñiz ha tenido el mérito de aplicar, uno de los primeros, el método sincróni– co a la interpretación de un autor, en concreto, al Corpus Dionysiacum. Lo hizo en su tesis doctoral, muy elogiada por el tribunal que la juzgó, del que fui uno de sus miembros. Con Dionisio Cas– tillo, que cultiva la fenomenología reli– giosa, cuestiono mis preguntas ante los problemas actuales sobre Dios. En Roma se halla como presidente del Insti– tuto Histórico Capuchino Germán Za– mora, a quien debo muchos informes y planeo con él futuros logros. También en Roma, en el Ateneo Antoniano, al que dirige, se encuentra José Antonio Meri– no, a quien me unen largos años de cola– boración. Aquí en Salamanca he intima– do también con profesores franciscanos. Isidoro Rodríguez se interesó eficaz– mente por mi porvenir universitario y me dio clarificac ión en muchas dudas desde su competencia filológica. Unido a él, Alfonso Ortega, vicerrector largos años de mi Universidad, con quien he mantenido diálogos para mí muy ins– tructivos de cultura general y de francis– canismo. Cierro este elenco de nombres amigos con el de Ceferino Martínez San– tamarta, quien preparó mi bibliografía para la publicación que me dedicó mi Universidad Pontificia: Amor sapientiae versus philosophia111.. 3) Congresos, semanas, simposios y seminarios de estudio. Mi temperamento me ha facilitado el intervenir en toda clase de reuniones de índole intelectual. Pese a sus fallos dejan, a la larga, efecti– vos gérmenes de fecundidad. J. Marías ha señalado lo más importante de tales reuniones: «vernos las caras». Pero no tanto en las sesiones protocolarias cuan– to en los corredores y al tomar juntos el café y algo más. Para muchos colegas es tiempo perdido. Quizá tengan razón en muchas ocasiones. Por mi parte debo confesar que, a pesar de un número no pequeño de sesiones anodinas, sembra– das a veces de despropósitos, el balance en mi vida mental ha sido extraordina– riamente valioso. Me limito aquí a re- AUTOPERCEPC IÓN INTELECTUAL Homenaje a Enrique Rivera de Ventosa en la Universidad Pontificia de Salamanca ccn motivo de su jubilación, 1984 memorar aquellas reuniones que han dejado en mí mejor semilla: de ideas teóricas o de estímulos al trabajo. EntTe las diversas sociedades filosófi– cas de las que he ido formando parte, la de mayor influjo sobre mí ha sido la So– ciedad Española de Filosofía. Prolonga– ción autonómica de ésta quiere ser la So– ciedad Castellano-Leonesa de Filosofía, en cuya organización tomé parte activa. Educado filosóficamente fuera de Espa– ña, esta Sociedad, en sus múltiples con– gresos y semanas, a las que he asistido con toda regularidad desde mi primera intervención en la semana de 1956, que tuvo por tema «La Libertad», me fue po– niendo en contacto con la intelectualidad española. En ellas conocí la sabiduría bonachona de J. Zaragüeta, la activa de M. Mindán Manero, la entusiasta de A. Muñoz Alonso, la difusa y ocurrente de J.M. Rubert Candau, etc. Oí a P. Laín Entralgo declarar la investigación ur– gencia primaria de España, a J.L. Aran– guren pedir más centros universitarios, aunque conviniera quizá cerrar alguno. Esto último parte del público lo acogió con risa crítica... De los congresos internacionales en los que he intervenido ninguno tan pre– sente en mi memoria como el de Viena, a principios de septiembre de 1968. Diez días antes, 21 de agosto, los tanques ru– sos habían tronchado la inicial primave– ra política de Praga. Doscientos profeso– res de la Universidad de Moscú acudie– ron al mismo. Formaban un bloque compacto. En una de las sesiones más turbulentas el portavoz de ellos, cuyo nombre recuerdo, Konstantinov, procla– mó que habían entrado en Praga para de– fender la paz en el centro de Europa. Le respondió el conocido marxista occiden– tal, E. Bloch, increpándolos: Eso ni vo- sotros mismos lo creéis. Para mí lo más impresionante fue el momento en el que hicieron esta solemne proclama: «Noso– tros no decimos que hayamos resuelto todos los problemas humanos. Pero sí afirmamos que con nosotros la Humani– dad ha entrado en el camino de poderlos resolver». Si el Congreso Internacional de Viena quedó grabado en mi memoria, debo de– cir lo mismo, aunque con impresión dis– tinta, de la III Semana Inrernacional de Filosofía, Salvador Bahía (Brasil), julio de 1976. Fue una cita con la intelectuali– dad católica de Iberoamerica. Hubo re– presentaciones europeas. Lo que más me impresionó fue la sensación de esfuerzo y promesa que alentaba en el congreso, con cuyo director y organizador, Tarsi– cio Padilha, llegué a intimar. Como franciscano he estudiado inten– samente los doctores de esta orden, sin vinculación doctrinal a ninguno de ellos. Por este motivo he tomado parte activa en los múltiples congresos, semanas, etc., organizados oficialmente o más a la llana. En la península se han organizado congresos hispano-portugueses con re– gularidad y estatutos propios. He inter– venido especialmente con ocasión del Centenario de San Buenaventura, 1974. Internacionalmente la orden ha consti– tuido la S.I.S . (Societas International Scotista). Miembro de la misma, he sido siempre un decidido colaborador, espe– cialmente en el V Congreso Internacio– nal que tuvo lugar en Salamanca. Estos congresos, de poco eco en la gran pren– sa, se han desarrollado cm máxima exi– gencia intelectual. Las Actas de los mis– mos, siempre publicadas, dan testimo– nio. En mi vida intelectual su fecunda siembra me ha sido muy cenéfica. Circunstancia interior: De mayor in- 122/1 23 ANTH ROPOS/63

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