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150/ANTHROPOS 122/123 luz de una realidad en estado de naci– miento. Asimismo, cabe poner de manifiesto la coherencia de un discurso que obede– ce a unos planteamientos «empáticos», y que engloba al autor y a su lector den– tro de unas mismas circunstancias vi– venciales. Esto, sin olvidar saludar de forma muy especial una cuestión de suma importancia: la búsqueda de un es– tilo adecuado a las necesidades de un pensamiento que ama y respeta la vida en sus manifestaciones más sencillas, en lo sublime de lo cotidiano, en la diso– nancia de la multiplicidad; pensamiento orgánico, pensamiento vital, pensa– miento dinámico, pensamiento apasio– nado. Carme Valencia MARÍN CASANOVA, José Antonio La circularidad de la historia en Hegel Sevilla, Universidad de Sevilla, 1989 La Universidad de Sevilla comienza su co– lección Reflexión-Estudios con este título de su joven profesor de filosofía J.A. Ma– rín Casanova. Esta obra se enfrenta con uno de los temas más centrales de un gran y complejo autor: Hegel. Se trata de en– frentarse con el elemento estructural que permite a Hegel formular el último - por ahora- gran sistema completo y, cierta– mente, circular de la historia de la filosofía. El autor ciñe el trabajo -de por sí inabar– cable- a la filosofía de la historia, desa– rrollando el tema de su tesis de licenciatu– ra, dedicada al análisis de las categorías de «negatividad», «progreso» y «libertad» en la filosofía hegeliana de la historia. El libro está redactado con muy bue– nos conocimientos de la bibliografía in– ternacional y castellana sobre el tema, centrándose la atención de manera espe– cial -aunque en absoluto exclusiva– en Souche-Dagues (que con su obra re– ciente sobre esta temática ha marcado es– cuela), D'Hondt, Labarriere, Jarczyk, Flórez y el mejicano Cortés del Moral. El lenguaje muestra una gran fluidez, no te– miendo recurrir o crear neologismos. Este último aspecto nos parece algunas veces excesivo pues dificulta la lectura, sin estar en todos los casos justificado al existir en castellano acepciones que cum– plen todos los requisitos especulativos. Respecto al contenido, hemos de decir que el autor participa de las interpretacio– nes más modernas que niegan el tópico filosofema de un Hegel exclusivamente totalitario, obtuso, perdido en mfa dialéc– tica sin vinculación con la realidad, etc. En concreto remarca la vertiente hegelia– na de pantragicismo respecto a la inter– pretación exclusivamente panlogicista. Al investigar la filosofía hegeliana de la historia muestra muy bien la interrela– ción constante entre lo que a este comen– tarista le gusta llamar «lógico» y «empí– rico» en la historia. Es muy interesante su tratamiento de la astucia de la razón y del azar, aunque cabe lamentar que su definición de «azar» pueda llevar a mal– entendidos del tipo: «No hay necesidad sin azar» (p. 75) o «el fin último del mundo, el gobierno racional de la histo– ria, tiene como vehículo insustituible la nuda casualidad» (p. 90, el subrayado es del autor mismo). De alguna manera el conflicto especulativo más profundo se produce cuando se trata de distinguir en– tre los diferentes niveles de azarosidad o de necesidad de los acontecimientos his– tóricos. Un cierto conjunto de circuns– tancias en principio azarosas colaboran en realizar el «fin último del mundo»; ahora bien, para Hegel no todas son ne– cesarias o «accidentales» en la misma medida. Distingue claramente algunos acontecimientos como cristalizadores de la necesidad y racionalidad universal. Quizá se podría interpretar la frase an– teriormente citada sustituyendo en estos casos la palabra azar por el término empi– ria (neologismo que proponemos intro– ducir y la ausencia del cual en castellano no deja de sorprendemos). En definitiva, cabe pensar que hay empiria --existencia empírica- que no es mera o completa– mente azarosa, sino lógica, racional, ne– cesaria. Entonces es muy valioso inter– pretar Hegel en el sentido de que - para él- el vehículo insustituible del gobier– no racional de la historia ha de ser forzo– samente empírico, ha de tener también existencia empírica. No sabemos si el au– tor estará de acuerdo con esta propuesta pero, con independencia de ello, nos pa– rece del todo claro que ha llevado en es– tos aspectos su análisis de Hegel a pro– fundidades muy pocas veces alcanzadas. Yendo más rápido, porque al recen– sionador se le multiplican las sugeren– cias ante un libro realmente interesante, remarcaremos que, en la segunda parte, el autor lleva a cabo un breve recorrido por la visión hegeliana del transcurso de la historia en la Vorlesungen über die Philosophie der Weltgeschichte. Mues– tra muy adecuadamente que el tópico reto llamado de la «pluma de Krug» (algo así como: «ya que cree estar en po– sesión del saber absoluto, dedúzcame esta pluma con que escribo») es un plan– teamiento sólo posible en quien no ha entendido nada de Hegel. También muestra que éste en su recorrido por la historia se preocupa por cosas mucho más importantes. Puede parecemos hoy «excesivo», pero Hegel pretende descu– brir el hilo racional de la historia que la convierte en la «realización de la liber- SELECCIÓN Y RESEÑA tad». El autor dedica el oportuno aparta– do a exponer qué entiende Hegel por comprender la historia o por «historia comprendida». En la tercera y última parte de la obra, el autor afronta diferentes cuestiones centrales a la filosofía hegeliana de la historia: su papel como juicio universal, su identificación con la teodicea, la cues– tión del sujeto de la historia, el condicio– namiento geográfico, los pueblos históri– cos, el estado, los héroes o individuos históricos. Esta parte como todo el libro se encuentra atravesada por la tesis de la circularidad de la historia hegeliana. Te– sis matizada en algunas ocasiones cuan– do remarca que no se trata «del eterno re– torno de lo mismo» nietzscheano, puesto que para Hegel hay un principio, un reco– rrido dialéctico y un fin. La dialéctica he– geliana se extiende, no obstante, de una forma circular que más bien parece eje– cutar una enorme espiral sin fin. Para concluir, creo que estamos ante una muy buena interpretación de Hegel llevada a cabo por un joven y brillante fi– lósofo murciano-sevillano cuya evolu– ción y obra no han de obviar los interesa– dos por temáticas como las mencionadas. RUBIA BARCIA, José Memoria de España Gonc;al Mayos Valencia, Pre-Textos, 1989 y 1991 , (2 tomos) , 267 y 262 pp. José Rubia Barcia salió de España a principios de 1939. Nacido en El Ferro! en 1914, la guerra interrumpió una inci– piente carrera en la Universidad, como especialista en cultura y literatura árabe. Ocupó entonces diversos cargos oficia– les en el Estado democrático atacado. Después de unos años en Cuba, donde fundó la Academia de Artes Dramáticas, recaló, gracias a la intervención de Amé– rico Castro, en Estados Unidos. Trabajó en Nueva York y Hollywood con Buñuel y a finales de la década de los cuarenta, se reintegró al ámbito universitario como profesor de la UCLA (Universi– dad de California en Los Ángeles), don– de ha continuado impartiendo clases hasta hace poco tiempo. De entre sus múltiples trabajos, la editorial Pre-Tex– tos publicó en 1989 una selección que ahora queda completa con un segundo tomo, bajo el título general de Memoria de España. Habiendo obtenido la residencia nor– teamericana en 1951, José Rubia Barcia no volvió a España hasta 1962, casi 25 años después de su salida. Los ensa– yos aquí recogidos, escritos entre 1934 y 1989 tienen por telón de fondo el recuer-

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