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INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA opuesto a la tradición hispánica, tanto la medieval como la de la escuela de Sala– manca. Por todo ello concluimos que en estos dos próceres del círculo de Bogotá y Quito, Nariño y Espejo, no se siente la presencia e influjo de la gran tradición hispánica. Respecto del círculo Rioplatense, dos figuras consideramos señeras, aunque no las únicas: Manuel Belgrano y Ma– riano Moreno. Del primero escribe Ri– cardo Zorraquin en un estudio, escrito en 1960 como Homenaje de la Revolu– ción de Mayo: Belgrano, que se había impregnado de es– tas ideas (de la Ilustración) durante su estan– cia en Europa, publicó en 1796 unos Princi– pios de la Ciencia Económico-Política, tradu– cida del francés, que era un resumen de las doctrinas fisiocráticas , o sea, de las teorías que en materia económica correspondían al despotismo ilustrado... Sus autores preferidos fueron Campomanes y Jovellanos entre los españoles, Ferdinando Galiani y Antonio Ge– novesi -dos economistas napolitanos- y los clásicos de entonces Quesnay, Dupong de Nemours y Adam Smith. 26 Interesa tomar nota de la vinculación de Belgrano a los economistas ingle– ses, puesto que en su estancia en la Universidad de Salamanca pudo respi– rar un ambiente muy favorable a los pensadores de Inglaterra, siendo el uti– litarista J. Bentham, el filósofo más es– tudiado y valorado. Eran los tiempos de la ruptura, en los que da pena tener que decir que, en el hogar de la escuela es– pañola del derecho, los nombres de Vi– toria y Suárez no sonaban en las aulas salmantinas. Nada de admirar que Bel– grano asimilara aquí una ideología po– lítico-económica, extraña al pensa– miento hispánico. 27 Mariano Moreno, el otro prócer ar– gentino que aquí estudiamos, pudo haber conocido la doctrina suareciana en la Universidad de Charcas. Pero en su im– pulsiva actividad política estuvo más bien guiado por las ideas jacobinas de la Revolución Francesa. Es cierto --escribe R. Zorraquin- que Mariano Moreno, después de producida la re– volución, hizo imprimir el Contrato Social y publicó además diversos artículos que reve– lan la lectura de Mably, Raynal, Volney y el mismo Rousseau. Pero... es notorio que sus publicaciones y su actitud revolucionaria no siempre gustaron a los demás miembros de la Junta, cuyo desacuerdo produjo al fin la sepa– ración del inquieto secretario. 28 La última del texto citado, que refleja aquel momento histórico de Buenos Ai– res en los días de la revolución de mayo, pone al mismo tiempo en evidencia la dualidad de tendencias revolucionarias rioplatenses. Los próceres respiran una ideología europea al margen de la escue– la española del derecho. Pero tal vez nin– gún Cabildo como el de Buenos Aires se sintió más vinculado al populismo hispá– nico. Preferentemente al del municipio medieval. Podemos concluir este aparta– do con este texto autorizado de P. Henrí– quez Ureña: La teoría moderna -moderna al menos en su forma- de la soberanía del pueblo se mezclaba, en el pensamiento de muchos co– loniales, con la única tradición de autonomía que conocían (los hispanoamericanos), la tra– dición española del gobierno municipa!. 29 Este texto, colofón de lo dicho en esta sección, nos abre la puerta a la siguiente, pues nos sitúa en el centro de lo que de– seamos aclarar. d) Vigencia del populismo hispánico La vigencia de este populismo en Hispa– noamérica es hoy, afortunadamente, muy estudiada. En 1946, M. Giménez Fernández dio un toque de llamada que ha sido muy oído. L. Pereña y su equipo , están empeñados en presentar con todo rigor ante el mundo culto esta vigencia. A ellos nos remitimos. 30 En este nuestro estudio baste alguna referencia. En el enmarque del mismo baste re– cordar el Catecismo Político-Cristiano, de importancia decisiva en el proceso emancipador chileno, pero cuyo conteni– do ideológico es necesario extender a todo el continente hispánico. Difundido en forma manuscrita, por miedo a las au– toridades gubernativas, aparece casi como anónimo. Todavía se sigue discu– tiendo sobre su autonomía. Para nuestro propósito es esto algo secundario. Al margen de quien lo escribió, refleja de modo innegable el sentido populista his– pano, formulado por la gran escuela de Salamanca. 31 En el comentario que hace al Catecis– mo W. Hanisch Espíndola no se tienen en cuenta las instituciones hispánicas medievales. Y, sin embargo, éstas tuvie– ron un influjo muy efectivo, sobre todo a través de los Cabildos. Estos fueron la réplica americana de los municipios es– pañoles de la Edad Media. Con la par– ticularidad de que, como afirma S. Ma– dariaga, mientras las Cortes de Castilla apenas si tienen una institución similar en Hispanoamérica, los Cabildos embal– san el clásico sentido de autonomía del Municipio castellano. 32 La idea más importante, la que dirige la ácción eficaz de los Cabildos en los momentos en que declaran la Indepen– dencia, es la presunción de haber vuelto a ellos el poder político. Esta presunción surge de sentirse representantes del pue 0 122/123 ANTHROPOS/137 AUTORES, TEXTOS Y TEMAS ANTROPOLOGÍA Selección de títulos aparecidos DanSPERBER El simbolismo en general Reimpresi6n Jesús AZCONA Etnia y nacionalismo vasco. Una aproximación desde la antropología Andrés O}.TIZ-OSÉS Antropología simbólica vasca Joxemartin APALATEGUI BEGUIRISTAIN Introducción a la historia oral. Kontuzaharrak (cuentos viejos) Pedro LAÍN ENTRALGO La curación por la palabra en la antigüedad clásica JoséALCINA El descubrimiento científico de América C. ÁLVAREZ SAN.TALÓ, M.J. BUXÓ, S. RODRÍGUEZ BECERRA (Coords.) La religiosidad popular. I. Antropología ehistoria C. ÁLVAREZ SAN.TALÓ, M.J. BUXÓ, S. RODRÍGUEZ BECERRA (Coords.) La religiosidad popular. II. Vida y muerte: la imaginación religiosa C. ÁLVAREZ SAN.TALÓ, M.J. BUXÓ, S. RODRÍGUEZ BECERRA (Coords.) La religiosidad popular. III. Hermandades, romerías y santuarios AkTttROPOS EDI TORIAL DEL HOMBRE Apartado337 08190SANTCUGATDEL VALLES Tel.: (93) 589 4884 Fax:(93) 67417 33 Delegación: e/ del Norte 23, bajos izqda. 28015 MADRID Tel.: (91) 522 5348 Fax: (91) 52123 23

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