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INFORMES Y BIBLIOGRAFÍA TEMÁTICA Es difícil, en verdad, cortar esta tela con la navaja de Ockham. Pero grosso modo nos atrevemos a afirmar que el alto clero fundaba su veneración a la per– sona del Rey en el supuesto derecho di– vino de éste, tal como Bossuet lo formu– ló, mientras que el clero popular sentía veneración a su Rey porque, como man– datario del pueblo, había realizado una gran misión histórica, siendo un agente primario del sentido religioso de toda la hispanidad. Los historiadores anotan que tanto los virreyes como la mayoría de los funcio– narios de Indias habían nacido en Espa– ña. Esta política era muy del desagrado de los criollos, que se sentían inclinados por ello al separatismo. Esto, que es im– portante en la génesis de los movimien– tos secesionistas, lo recordamos ahora para subrayar que era de ley que los fun– cionarios, venidos de España, estuvieran lastrados por la ideología ambiental del absolutismo: los laicos, con tendencia al absolutismo del despotismo ilustrado; los clérigos, más bien al absolutismo sa– cro. Este absolutismo sacro nos parece es– pecialmente cultivado por aquellos prela– dos que iban a América ya consagrados obispos. Esto explica el que los prelados fueran, en general, poco favorables a los movimientos secesionistas y que aconse– jaran la sumisión devota al Rey. 15 Como contraprueba de esta mi aser– ción quiero recordar un caso notable: el de José Antonio de San Alberto, Obispo de Córdoba (Tucumán). Me sirvo para ello de un estudio de A. Caturelli sobre este prelado. 16 En el preámbulo de este estudio se nos dice que a este carmelita, residente en España, Carlos III le nom– bra, a los 51 años, Obispo de Córdoba (Tucumán). Antes de su partida ya publi– ca en Madrid una carta pastoral, dirigida a sus fieles, tan lejanos y desconocidos. Esto dice mucho a favor de su celo apos– tólico que, al llegar a su sede, lo traduce en acción pastoral, dirigida primariamen– te contra la Ilustración francesa. Veían en ella un peligro para la sumisión que el pueblo cristiano debe a sus reyes. Hasta se le ocurrió componer una especie de Catecismo para que el pueblo cristiano aprendiera mejor a conocer las obligacio– nes que un vasallo tiene para con su sobe– rano. Su tesis es que el rey no está sujeto sino a Dios, y que su autoridad no depen– de en modo alguno del pueblo. De donde deduce el grave error de sostener que la potestad tenga su origen únicamente en la opinión y beneplácito del pueblo, sen– tencia opuesta al Espíritu Santo y a la ex– plícita doctrina de San Pablo. 17 Estas afirmaciones son el atestado de un jerar– ca de la Iglesia a favor del absolutismo sacro que bebió en España. ¿En nuestros clásicos del derecho? En ningún modo. Más bien nos parece un caso relevante de la ruptura con la escuela española del de– recho. Donde fuera a beber su doctrina del absolutismo sacro lo dicen bien estas palabras que citamos: Hemos procurado no decir cosa alguna en toda la instrucción, que no la hayamos, o en– contrado o deducido, o apoyado con la Sagra– da Escritura, la cual por ser palabra de Dios, y ser Dios la misma luz, y verdad por esencia, nada habla, ni contiene en sí, que no sea cier– to, seguro y luminoso. En esto hemos querido imitar, cuanto nos ha sido posible, al Ilustrísi– mo Señor Bossuet en aquella su Política, que dirigida a la instrucción del Señor Delfín de Francia, se ha merecido tan justamente el tí– tulo de Sagrada , por lo mismo que está dedu– cida de las propias palabras de la Escritura. 18 Ante este pasaje de un prelado respon– sable, que asimila estas ideas en España y las quiere trasladar a América, queda muy al descubierto la ruptura con nuestro pasado. En la España del siglo XVIII no se estudia la ciencia ético-política en nuestros clásicos sino en Bossuet. Ello motivó el surgir en los ambientes tradi– cionalistas la idea de vincular «altar y trono» con la secuencia de la escisión de las dos Españas en los últimos siglos de nuestra historia. Afortunadamente, His– panoamérica no asimiló doctrina tan ex– celsa pero desorientadora. Los altós de– fensores del derecho divino de los reyes no fueron capaces de frenar el entusias– mo populista que, en su misma venera– ción a la persona del Rey, tenían fuentes muy distintas al supuesto derecho divino. b) Vigencia del absolutismo ilustrado La inconsistente Filosofía de la Historia de Bossuet, tan optimista en su providen– cialismo, no resistió las rechiflas del Can– dido · de Voltaire, que lleva por subtítulo «el optimista». Ello motiva que el absolu– tismo de los ilustrados no mantenga la vi– sión providencialista de Bossuet, pero sí la mentalidad de su rey, Luis XIV, cuan– do declaraba sin ambages: «L' état c' est moi». Hasta qué punto el pío y devoto Carlos III hizo suyo el absolutismo sacro o el ilustrado será difícil de precisar. Pero, ciertamente, sus ministros habían op– tado por el absolutismo que ha recibido el nombre de «despotismo ilustrado». Agentes y defensores de este despotismo ilustrado fueron en América los mandata– rios y agentes del Gobierno español. Por lo mismo, la lucha entre criollos y manda– tarios del Rey de España no tuvo su ori– gen tan sólo en pelusillas de envidia, sino también en algo profundamente ideológi– co. Los criollos rechazaban el despotismo ilustrado y veían en las nuevas ideas libe– rales la estrella que podía guiar los desti– nos futuros del pueblo americano. 122/123 ANTHROPOS/133 ESTUDIS DE FILOSOFIA La creació de textos filosofics de qualitat que reflecteixen la pluralitat meditativa de /'occident Títols apareguts Gerard VILAR Les cuites de l'home actiu Assaig de filosofía moral Ramon CIRERA DUOCASTELLA Carnap i el cercle de Viena Empirisme i sintaxi logica Joan-Albert VICENS FOLGUEIRA Meditació metafísica en Descartes La meditació com a forma de pensament metafísic Josep Maria BECH La recerca del sentit i l'experiencia del temps Estudis sobre la crisi i la transformació del pensament contemporani AfiTI-IROPOS EDITORIAL DEL HOMBRE Apartado387 08190SANTCUGATDEL VALLES Tel.: (93) 589 48 84 Fax: (93) 67417 33 Delegación: e/ del Norte 23, bajos izqda. 28015 MADRID Tel.:(91) 522 5348 Fax:(91) 52123 23
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