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{BILBAO) 51 tentados que en otros reinos, luego tnás bien puede sustentar otro. Es malísima consecuencia, y si lo es o no en el caso presente, lo ha de decir 'la villa de Bilbao y no el pueblo de Deusto. Y, final– mente, dicho P. Custodio se remite a lo que informara su Provin– cial en llegando, y en el ínterin no halla más diferencia de esta fundación a las puertas de Bilbao a la de los PP. Carmelitas que pretenden dentro de la misma villa, contra lo cual tienen el sobre– dicho especial procura, que haber negado a ésta su consenso los dos Cabildos y las Religiones y antes héchole expresa contradic– ción, porque públicamente se ha pretendido y se está pretendiendo, y haberlo de negar y oponerse a la otra cada y cuando que les cons– te de solicitarse esta gracia con tan exorbitante perjuicio de los dichos Cabildos eclesiásticos y secular y Comunidades Regulares. El afecto benévolo con que el S. Pontífice acogió las cartas de los señores Gobernadores y Regidores, deV Cabildo y Be11eticia4os de la República de Deusto y del Sr. Benito Rucavado, nos lo pone bien de manifiesto la adjunta carta de este señor, en la gue expresa asi– mismo el escozor que produjo en el ánimo de los Observantes, quie– nes, al partir de esta fecha,, se entregan a las e<más secretas diligen– ciasn para impedir solapadamente nuestra entrada en Bilbao, y re– parten con profusión dichas tres cartas, <talgún tanto adulteradasn, que, en frase de dicho señor,· e<Se están leyendo en corro y conversa– ciones como gacetas de novedadesn. Así pide a nuestro M. R. P. Pro– vincial, Fr. Gregario de Gua,dalupe, se digne enviar cuanto antes rnligiosos a Deusto para que sepan refutar los cargos que la envidia les propone, y deshaga,n el engaño de las gentes crédulas e inex– per/,as. r5. Carta de D. Benito Ruca,vado en defensa de la fundación de los Capu- chinos de Castilla y en respuesta, a la oposición que hacían los Observantes (r). JVIuy señor mío: Como en mucho tiempo me han faltado noti– cias de lo que pasaba en Roma acerca de nuestra fundación noti– ficándome lo que Dios sabe de. la dilación, escribí en 7 de este pre- . sente mes al amigo Fr. Juan Francisco de Millán me hiciese sabe– dor de los efectos de las cart;:is para Su Santidad que le remití de la República de Deusto, donde ha de ser la fundación, su Cabildo eclesiástico y mía, y estando esperando esta noticia hallo grandes (1) Arch. Cap. Prov. Cast., 32/000037.-Ms. rubricado, 31 X 21; dos hojas; última página, en blanco (leg. 5 .º, núm. 4, del archivo del derruído con– vento de San Antonio del Prado).
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