BCCCAP00000000000000000000450

32 DEUSTO ñorío, con que aumentándose más mi pena acordéme de que su Regla de V. Rma. es a intento de esta obra tan santa e hice me– morias de m_i primer pensamiento que tengo por sin duda fué dis– posición divina que la tenía guardada para este lance, y discurrida fa cosa con todo conocimiento, hallo que más a propósito para la fundación no puede imaginarse. Lo primero, porque en todo aquel territorio no hay Convento ninguno; lo segundo, porque en dicho lugar no tienen voz ni voto ni jurisdicción los del Gobierno de esta villa ni sus Beneficiados para que le embaracen; lo tercero, dando yo a entender debajo de sigilo al Cura y Beneficiados de dicho lu– gar y a algunos feligreses, los más principales, de este m.i intento, hallé a muchos que me daban gracias y alababan a Dios obra tan buena; lo cuarto, el territorio es el más sano de ·toda esta Canta– bria, y los frutos de todo género que produce, los mejores de toda Vizcaya; lo quinto, el paraje muy deleitoso, de hermosas vistas a mar y tierra, y lo sexto y lf\áS principal, que la casa es capaz para muchos Religiosos, con muy linda heredad y fuentes cerca– nas, que se pueden conducir a poca costa, y que para entrar en posesión sólo falta levantar campana, pues por iglesia por de pre– s.ente es capaz y decente un oratorio que tengo en la misma casa, con cuarto para refectorio, como si con cuidado se hubiese traba– ja<lo en ella. Distará este paraje de esta villa un cuarto de legua; su camino sin pasar río a orillas de él, predominando la vista así a esta villa como al surtidero de los navíos que vienen para ella, de muchas posesiones al contorno de est,i villa con que Dios me ha favorecido es la de mi mayor estimación, y así se la cledico a Su Divina Majestad. Di luego cuenta de este intento al R. P. Guar– dián de Laguardia Fr. Miguel de Pinto, encargándole no dilatase un instante en tomar posesión, enviando para el caso cuatro o seis Religiosos, pues deseaban m.is días y ver su cumplimiento. Díjome no podía sin dar cuenta; habiéndolo hecho, acató la resolución la muerte del R. P. Provincial antecedente. Esta diligencia también la hice con el R. P. Fr. Hermenegildo, de Madrid. Uno y otro han visto el sitio, aunque no estado en él por no ocasionar sospe– chas, y lo consideró con poca diferencia como de la casa del cam– po a la cuesta de la Vega, de esa Corte, sin pasar río, con su cuesta, como de la fuente segoviana para arriba. Ahora, como yo mg h,illo cansado y con achaques, temo a dilatarse, pues somos mortales, no ataje tan santa obra la muerte, faltando quizá esta voluntad a los hijos. Y por abreviar la materia, comuniqué con dicho R. P. Fr. lVIi-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz