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(BILBAO) 31 volvió a predicar la Cuaresma siguiente. Díle a entender que su– mamente me holgara fuese continuada l¡i asistencia de sus Reli– giosos en esta villa por fundación fuera de los límites de la juris– dicción ele ella, porque dentro sería imposible por los lances del pleito que hay con los Carmelitas Descalzos sobre el mismo caso que VV. Rmas. no lo ignoran, pero que al contrario se facilitaría por los afectos que tiene la Religión de VV. Rmas. Ofrecí para el caso de mis propios bienes sitio ele una granja con su ·casa en la jurisdicción ele la anteiglesia de San Vicente de Abando, a la otra parte del río, muy cerca de esta villa, en paraje ameno, con dos mil pesos para dar principio a la fábrica de la iglesia, seguro que de lim,osnas se recogería lo más necesario. Agradóle el sitio, aun– que hallaba por inconveniente el río de por medio para venir a esta villa, y después, discurridas con mayor conocimientos las cosas, se ofrecieron mayores con el ver de que en dicho territorio hay dos casas grandes de Observantes de la Religión de mi S. P. S. Fran– cisco: la una de ellas, la mayor y más principal de toda esta Can– tabria, y que ;1sí estos dos Conventos, conw los beneficiados ecle– siásticos ele dicho lugar, por ser también algunos ele ellos de esta villa se nos opondrían y fué imposible la fundación de que hallán– dome con bastante pena, dos años después se me ofreció hacer ofer– ta de otro sitio en la misma conformidad al R. P. Herrnenegildo, de Madrid, en la anteiglesia de Santa María de Begoña, también cerca de esta villa, y sin embarazo del río por medio, y gustoso de que se mejorara la cosa para el cumplimiento, también hallamos los inconvenientes ele la oposición de todo el Cabildo de esta villa, que sirve a dicho Santuario, y de un Patrón, que imposibilitan el deseo por los mismos lances que suceden los Carmelitas por su fundación. Y vistas las cosas en este estado, con desengaño ele que 110 tenían cabimiento estos mis buenos deseos, ofrecí a Dios mi voluntad y perdidas esperanzas aunque no memorias hasta el año pasado a este mismo tiempo, que hallándome despacio en la anteigle– sia de San Pedro de Deusto, confinante con esta villa, en una de mis granjas, vi que sus vecinos padecían enferm,edad de calenturas y se morían muchos. Y todos sin asistencia de exhortación a bien morir, como bárbaros, por :falta de caridad y sujetos, pues su Cura y Beneficiados, que son cuatro sólo, se contentaban con sacramen– tados, sin otra asistencia, que llegaba yo a sentir en extremo. Y quejándome a algunos de dichos Beneficiados y feligreses, respon– dían sucedía lo mismo en todos los demás lugares de todo este Se-

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