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(BILBAO) 29 materia menos sólida donde durarán perpetuamente estancadas sin peligro de que las borre nuestro natural olvidadizo ni el transcurso del tiem,po. La perseverancia en la virtud que V. P. encarga con tan eficaz como sagrada persuasiva, se ha tomado muy a pechos y tan por empeño religioso, que primero que dar pie atrás en tan santa reso– lución, derramarán su sangre estos discípulos ele Jesucristo y si a su servicio conviene, rendirán gustosos las vidas. A lo que se deja ver a lo menos, y no con pequeña admiración de todos, puede estar con el consuelo de que este edificio espiritual, obra de sus manos, no ha repisado hasta ahora por parte alguna ni sus columnas han falseado, antes bien, persevera muy constante a los contrastes de la calumnia insolente que regularmente suele titubear y aun caer de sus buenos propósitos en el mundo a los que renuncian su pompa y huyen de sus engaños. No sólo no ha hecho ruina esta fábrica ni ha tenido alguna mengua, sino que va subiendo de punto en la perfección y crece en el aprovechamiento según la sagrada emulación con que procuran exceder unos a otros los Hermanos en promover éjemplarmente a la virtud con mucha edificación del pueblo, ya asistiend.o puntuales a estos devotos ejercicios, ya frecuentando puntualmente empleos de muy alta calidad, y así viva V. P. sin recelo y seguro de que estos planteles de virtud que debieron a la mano de V. P. el primer cultivo, han echado profundas raíces, y no dude que :florecerán en santidad si para conservar el humor ele la divina gracia, ele cuando en cuando les favorece con el apacible rocío de estas suaves amo nestaciones, pues con eso darán a Dios a su tiempo en primicias substanciosas el fruto sazonado que ha deseado siempre el desin– teresado y ardiente celo de V. P., pues ha de ser muy copioso y fértil, según lo que prometen tan premiadas esperanzas y piadosa– mente creemos que no ha de tener el Señor de esta su heredad las justificadas quejas que tuvo de aquella viña que a beneficios sin medida correspondió con desrn,edidas ingratitudes, pues en premio de sus sudores con villana contribución dió por cambio a las fine– zas, en vez de flores, punzantes espinas y ácidos agraces en lugar de dorados racimos. Mejor cosecha se aguarda de este vedado noble, cuyos intereses ha de cobrar duplicados V. P. en coronas de gloria después que en penitencia final nos haya arrancado Dios de esta vida con aumentos de gracia. V. P. nos conserve en la suya y no nos olvide en sus oraciones y sacrificios, pidiéndole a Dios los in-