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(BILBAO) 21 chas y éstos iban sin túnica en la conformidad que anclan con sus golillas, y de aquí daba principio nuestra escuela de Jesucristo con el número de más de ciento sesenta hombres, lo más selecto del lu– gar, todos vestidos de arpillera y cubiertos, llevando cada uno las mortificaciones que gustaron, las cuales fueron de tanta edificación a todo este pueblo que apenas pueden creer que hombres de copete se quisiesen reducir a ir descalzos y metidos en una arpillera con -cadenas de doscientas libras, un Santo Cristo en la mano derecha y una calavera en la izquierda, un hueso de difunto por mordaza y un canto de mucho peso pendiente del pescuezo, que no sé cónw también el de ir con coronas de espinas todos y en la misma con– formidad todos, excepto que alguno llevaba cruces al hombro y -otros géneros de penitencias que más ha sido para adrn,irado que para imitado. Fr. Hermenegildo iba en, la misma escuela exhortan– -do a todos, y de trecho en trecho hacía unos actos de contrición con tanto fervor que aun yo quedé pasmado. No creo hubo nadie que a esto dejase de derramar lágrirn,as; dióse tantas y tales bofetadas ,que la cara se le puso tan hinchada y morada que apenas se cono– da. Yo iba, como he dicho, en cuerpo, quitado el manto, como mi compañero, con una corona de espinas en la cabeza y una soga gruesa al pescuezo, y porque el S;mto Cristo tenía peso no me de– jaron poner una cadena a los pies. Fr. .Hermenegildo llevaba en las manos un Santo Cristo devoto, pequeño, con que exhortaba, y descalzo, llevaba la escuela por paso a la muerte que tienen de bulto, que ya V. R. la ha visto coronada la escuela. ,El Licenciado -don Francisco Meabe, con una c!"uz a cuestas sumamente pesada y cuatro caballeros junto a él con sus hachas en la forma qt:~ alum– bran al Santo Cristo que yo llevaba, siguiéronse luego toda la ter– •cera Orden con cruces a cuestas y toda la Comunidad de la Obser– vancia cantando con los Beneficiarios, rematando la procesión con las cabezas de la República, como son el Corregidor y el Alcalde, -el cual quería también salir con nosotros, y porque no podía excn– ·sar el hacer cuerpo de villa, le dejó a nuestra instancia, que harto lo sintió, y para más ponderación digo a V. R. cómo el Padre de -dicho Alcalde iba con una mortificación muy considerable, demás -de llevar una gran cadena. El Misionero pidió al P. Fr. Hermenegildo se sirviese de que ·salíese la escuela a esta función, bien ajeno de que habían de salir en la forma que iba todo el lugar; está tan sumamente gustoso ,que no puedo ponderar, y por las calles, cuando pasamos, nos

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