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Dos cosas había, actuales y bellas, en el convento de San Giovanni: un pequeño campanario con una sola campanita, co– ronando la minúscula iglesia, que ni siquiera tenía aspecto de iglesia, y en ésta, sobre el altar mayor, una imagen de María -Santa María de las Gracias- con la corona sobre la cabeza, sostenida por dos ángeles en vuelo, y el Niño en brazos, en actitud de buscar el pecho materno. Aesta María santísima de las Gracias -lienzo al óleo, del siglo XIV- fue consagrada y dedicada la iglesita el 5 de julio de 1676. Una iglesita, cruzada toda ella de bóvedas y arcos, pintada por Cesarino Vincenzi y decorada por Elíseo Simili, boloñés, en 1959. A este convento -rocas y cielo-, aferrado al Gargano, "el espolón de Italia", a 40 kilómetros de Foggia, azotado por el sol, el viento, los aguaceros, llegó -en una escapadita- el P. Pío. Lo había invitado el superior, el P. Paulino de Casacalenda, el cual, después de haber predicado en Foggia en la festividad de santa Ana, le llevó consigo a San Giovanni Rotondo, con el fin de librarle de los insoportables calores de la llanura. Una visita breve, de pasada, hasta el 5 de agosto. El provincial, P. Benito, se mostró contento de esta marcha hacia el Gargano, esperando que le serviría de alivio en su enfer– medad. Acaso apoyándose en esta declaración, el P. Pío, una vez en Foggia, escribió el 13 de agosto al provincial, pidiéndole "la caridad" de que le mandase ir de nuevo "a pasar un poco de tiempo a San Giovanni Rotondo". Apoyó su petición en estas razones: "Jesús me obliga. Me dice que necesito aliviar un poco la parte física para estar preparado a otras pruebas, a las que quiere someterme... Hay otras razones que me impelen a pedirle esta caridad y que me parece mejor no manifestar". El 17 de agosto el P. Benito le otorgó "la obediencia para San Giovanni", sugiriéndole un programa que hubiera debido alejar el deseo de la muerte: "Sufrir y no morir". El 4 de septiembre, habiendo llegado a Foggia para suplirle el P. Isaías de Sarno, partió el P. Pío de Foggia para San Giovanni con el fin de pasar allí "un poco de tiempo", "para un poco de alivio y de descanso", "para respirar un poco el aire de los montes". Pero allí permanecerá hasta la muerte y para algo más que "para un poco de alivio y de descanso". La historia dirá en qué quedó aquella "enhorabu~na por un santo esparcimiento en San Giovanni" que le mandó el P. Agustín el 7 de septiembre de 1916. 79
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