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Fue con el fin de que atendiese a un alma por lo que los superiores habían decidido el traslado del P. Pío a Foggia. Ra– faelina, de los nobles Cerase, de Foggia, nacida el 2 de noviembre de 1868, le había sido recomendada, junto con su hermana J ovita, por el P. Agustín ya desde el 21 de diciembre de 1913. El P. Pío había seguido sus altibajos y sus sufrimientos a través de una nutrida correspondencia epistolar en los dos años I914-1915. El 31 de enero de 1916, el P. Agustín escribía al P. Pío que doña Rafaelina se encontraba muy mal, a pesar de la intervención quirúrgica sufrida en Bolonia, por un tumor en un pecho, y que deseaba verle antes de morir. Le aseguraba además que el P. Pro– vincial mismo no sólo estaba de acuerdo con esta visita, sino que le satisfacía. Sus acostumbradas molestias, a las que había que añadir "una gripe muy fuerte" y el mal tiempo fueron parte para que el P. Pío retrasara el viaje de Pietrelcina a Foggia. A la insistencia del P. Agustín para que se quedase a asistir a la enfer– ma durante unos días, celebrar algunas misas en el oratorio de la familia, tener algunos coloquios espirituales y sobre todo la no– ticia de que el P. Provincial deseaba tal desplazamiento, hay que añadir "la voluntad de Jesús, la cual es preciso hacer incluso con un poco de sacrificio", el P. Pío en carta del 8 de febrero dijo estar dispuesto a bajar a Foggia, dejando al P. Agustín señalar el día y la hora. Pietrelcina del alma Después de casi siete años de permanencia, el P. Pío deja su tierra, su madre, los amigos, aquella gente que lo cuidaba con verdadero interés . Pero aquella tierra la lleva dentro del alma y jamás podrá ya olvidarla. Evocará paisajes, calles, personas "con una sorprendente lucidez", no tanto por el aire sano y balsámico de sus campos, sino por lo que Dios había obrado en él de un modo misterioso. Pietrelcina había sido su tierra santa en la cual, ya desde s-us primeros años, había acogido los dones del Señor. Todavía hará alguna que otra escapadita -muy rápida- a su Pietrelcina. Se detendrá en ella por última vez en marzo de 1918, al ser licenciado en el ejército. Gozará inmensamente cuan-

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