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cerne como si todos los huesos se me desconyuntasen. Noto... que éste introduce a veces un cuchillo , con la punta muy afilada y como si despidiese fuego, a través del corazón y que penetra hasta las entrañas; de allí lo saca a viva fuerza para repetir la operación poco después... El dolor que me causa una tal herida, que me es producida por él, y la suavidad que al mismo tiempo me hace sentir, son tan vivos que me parece imposible dar ni una sombra de ellos". El 10 de octubre de 1915, requerido por el P. Agustín, confe– sará que tuvo llagas invisibles, por el "dolor agudísimo" que se siente "sobre todo en ciertas circunstancias y en días señalados". Añadirá que experimenta también con periodicidad casi semanal los tormentos de Cristo, concretamente la flagelación y la coro– nación de espinas: "Hace ya varios años que esta alma lo sufre y casi-una vez por semana". Tienen el valor de un exacto autorretrato, si bien en miniatu– ra, aquel par de líneas escritas por el ardiente capuchino de Pie– trelcina el 20 de mayo de 1912: "En este cuerpo congelado siento de continuo que llevo dentro un corazón que arde" Hielo y fuego, cuerpo y alma, dolor y amor. Entre temores y delicias Reviste una especial importancia la carta que el P. Pío escribe al P. Agustín desde Pietrelcina el 18 de abril de 1912. Ella nos revela de arriba abajo los días del fraile capuchino, repartidos entre temores y delicias, entre el maligno (al que describe con más de veinte epítetos) y el "buen Jesús", entre palizas y el fenómeno místico de la fusión de corazones. Lo descrito sucedió el 16 de abril de 1912. "Me encontraba todavía en la cama cuando me visitaron aquellos bandidos que me golpeaban tan bárbaramente, que considero como gracia muy grande haberlo soportado sin morir. Pero el buen Jesús, que permitió a barbablu (barba azul) que me tratase de esa forma, no dejó luego de consolarme... Con dificultad pude acercarme al divino prisionero para celebrar. Terminada la misa, me entretuve con Jesús en la acción de gracias. Oh, qué dulce el coloquio mantenido con el paraíso esta mañana. Fue tal que, aun intentan- 59
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