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"Torturas del corazón" A los sufrimientos corporales vinieron a sumarse, más dilace– rantes, las "torturas del corazón", los escrúpulos. Fray Pío los describe con precisión. También aquí nos vamos a limitar a des– tacar algunos rasgos, extraídos de la correspondencia espiritual con sus directores durante el año 191 O. "Hace días que siento de continuo turbada mi conciencia por mi vida pasada, tan mal empleada. Pero lo que sobre todo más me martiriza el corazón y me aflige sobre manera es el pensa– miento de no estar cierto de haber confesado todos los pecados de la vida pasada o de no haberlos confesado bien... Esta idea acaba conmigo... En ocasiones siento tentaciones de dejar la co- munión diaria... Es el único alivio que me queda en medio de este dolor -que estoy por llamar infinito- junto con el de llorar". "El príncipe de las tinieblas me hace de nuevo la guerra... Además de las incontables tentaciones a las que vivo sometido día tras día, me atenaza el alma una duda: si realmente las habré rechazado... Gimo y lloro copiosamente por ello a los pies de Jesús sacramentado... , pero a veces tengo la impresión de que Jesús se esconde a mi alma... Son momentos de durísima lucha". "El demonio no se da punto de reposo para hacerme perder la paz del alma y mermar en mí aquella confianza tan grande que tengo en la divina misericordia. Yesto sobre todo se esfuerza por conseguirlo por medio de continuas tentaciones contra la santa pureza... Me atormenta, en ciertos momentos, no estar seguro de haber puesto pronta resistencia al primer asalto del enemigo". El I de octubre de I91O escribe acerca de las "constantes tentaciones... que se multiplican de día en día. Estas tentaciones me hacen temblar de pies a cabeza de poder ofender a Dios". Los informes siguen unos a otros como un parte de guerra. "Las tentaciones son sumamente encarnecidas contra mí. Me afligen grandemente... por su torpeza y sus ataques continuos y por el gran temor de ofender a Dios de un momento a otro. Porque hay momentos en los que me encuentro justamente en el borde del precipicio y a punto de caer en él. Hasta durante las horas de descanso no cesa el demonio de atormentarme el alma de diversas maneras". Finalmente, las luchas espirituales no cesan, antes bien se 52

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