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3 LOS AIRES DE PIETRELCINA Enfermedad misteriosa La verdad es que el Forgione nunca había gozado de mucha salud. Incluso cuando vivía en su casa, en el clima de Pietrelcina, había caído enfermo. "Hacia los diez años tuvo una grave enfer– medad, quizá del intestino... Guardó cama más de un mes a dieta completa, a excepción de algunas cucharadas de leche, que toma– ba de mala gana y sólo por dar gusto a su madre". Hubo quien diagnosticó tifus virulento. Después de unos años de estudio, vino un bache. El joven fray Pío se pone malo, con fiebre, atormentado de la tos, con dolores de pecho, espasmos, sudores fríos. La misma vista la iba per– diendo. El doctor Francisco Nardacchione, que le visitó en San Elías, diagnosticó "bronquitis del ápice izquierdo" (diagnóstico confir– mado luego por otros médicos) y aconsejó vida fuera del conven– to, respirando los aires natales. En una visita realizada años más tarde por el profesor Ernesto Bruschini de Nápoles, lo diagnosticó como "infiltración específica de ambos pulmones". Se recomienda el aire puro de la campiña, evitando ambientes cerrados, el humo y el polvo; se aconseja que permanezca en su pueblo, sobre todo como remedio contra los vómitos. También el diagnóstico que las autoridades médicas emitirán después de la revisión militar de 1917, será idéntico: "infiltración de los ápices pulmonares". Un compañero suyo de estudios le recuerda cuando moraba en Montefusco como "melancólico, muy delicado, con frecuentes dolores y fiebre ... Hubo un tiempo en que la fiebre y la debilidad le atacaron con fuerza. El médico le recetó algunos medicamentos 47
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