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en Pianisi (Campobasso) del 25 de enero de 1904 a la segunda quincena de octubre de 1905. Para los estudios filosóficos, debido a los trabajos de repara– ción en la iglesia y edificio adyacente, pasa de San Elías al con– vento de San Marcos la Catola (Foggia). Allí permanece desde octubre de 1905 a finales de abril 1906, donde se encuentra con el P. Benito de San Marcos en Lamis, que es su director espiritual hasta 1922. Retorna a San Elías hasta octubre de 1907 y allí termina el estudio de la filosofía. Es aquí donde el 26 de enero de 1907, domingo, profesa solemnemente en manos del P. Rafael de San Giovanni Rotondo, superior del convento. En una declaración de su puño y letra se considera "ligado para siempre con los votos de la Orden capuchina, bajo la Regla del seráfico padre San Fran– cisco de Asís, con el sólo y único fin de atender al bien de mi alma y dedicarme por entero al servicio de Dios". Al suscribir esta declaración fray Pío -que contaba diecinueve años y ocho me– ses- avala su nuevo nacimiento como religioso franciscano. Para estudiar teología, es enviado a finales de octubre de 1907 a Serracapriola (Foggia), bajo la dirección de P. Agustín de San Marcos en Lamis. En noviembre de 1908 pasa con sus compañe– ros al escolasticado de Montefusco (Avellino). El 19 de diciembre del mismo año, en la catedral de Beneven– to, recibe las cuatro órdenes menores de manos del arzobispo Mons. Benito Bonazzi. Dos días más tarde, el 21 de diciembre, en el mismo Benevento recibe del arzobispo de Marcianopolis, Mons. Pablo Schinosi, el subdiaconado. No tenemos datos que nos confirmen el adelanto que hizo en los estudios. Un compañero de estudios, el P. León de San Gio– vanni Rotondo, lo enjuicia así: "De talento corriente, en clase siempre se sabía la lección, aunque teníamos la persuasión de que estudiaba poco". Esta persuasión provenía de que, como bedel que era del escolasticado, entraba con frecuencia en la celda del P. Pío y lo encontraba "casi siempre rezando de rodillas y con los ojos arrasados de lágrimas". Este testigo ocular continúa: "Puedo decir que era un estudiante en continua oración, con muchas lágrimas, porque bastaba mirarle a los ojos para darse uno cuenta de que lloraba con frecuencia". Acerca del estudiante fray Pío tenemos el testimonio que dan de él dos de sus profesores. Dice el P. Bernardino de San Giovan- 43
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